Editorial:

Japón: otro año, otro líder

La historia contemporánea japonesa está repleta de nombres de gobernantes de efímera vida. Eso sí, con el denominador común de ser parientes de otros líderes y pertenecer al conservador Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado ininterrumpidamente el país durante el pasado medio siglo salvo un paréntesis de 10 meses. Japón es la segunda potencia económica mundial, pero con una clase política de tercera categoría. Lo que prima es la simbiosis de las grandes corporaciones con la burocracia del Estado.

Ahora le ha tocado el turno a Yasuo Fukuda. Presentó el lunes de improviso la ...

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La historia contemporánea japonesa está repleta de nombres de gobernantes de efímera vida. Eso sí, con el denominador común de ser parientes de otros líderes y pertenecer al conservador Partido Liberal Democrático (PLD), que ha gobernado ininterrumpidamente el país durante el pasado medio siglo salvo un paréntesis de 10 meses. Japón es la segunda potencia económica mundial, pero con una clase política de tercera categoría. Lo que prima es la simbiosis de las grandes corporaciones con la burocracia del Estado.

Ahora le ha tocado el turno a Yasuo Fukuda. Presentó el lunes de improviso la dimisión, por no contar con el apoyo necesario para aprobar un paquete de estímulo de la economía nipona, al borde de la recesión. El PIB ha descendido un 0,6% en el segundo trimestre y los precios subieron 2,3% el pasado julio, todo un récord tras un periodo de deflación. Fukuda ha durado un año. Su antecesor, Shinzo Abe, más o menos igual. Abandonó al no aguantar más la presión, sumergido como estaba su gabinete en las corruptelas que condujeron incluso al suicidio a uno de sus componentes. En los dos últimos años el país del Sol Naciente ha tenido dos primeros ministros y 11 desde 1990. Sólo uno de ellos, Junichiro Koizumi (2001-2006), se distanció de la medianía gris de los políticos y logró revitalizar la economía. Aunque tuvo un borrón: empeoraron las relaciones con China.

Fukuda nunca ha tenido popularidad y pese a todo hay que reconocerle méritos. En este tiempo ha logrado reconducir los contactos con Pekín (el presidente Hu Jintao visitó Tokio la pasada primavera) y consiguió finalmente renovar las medidas que permiten a la flota japonesa reabastecer de combustible en el Índico a los buques que participan en las operaciones militares que EE UU desarrolla en Afganistán. Y todo con la Dieta (Parlamento) dividida: la Cámara alta en manos de la oposición de centro y la Cámara baja, en las del PLD.

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