Análisis:

La Biblia en España

La historia de las iglesias evangélicas en España, desde la reforma protestante de Lutero, camina pareja con la suerte de la libertad religiosa y de conciencia. Durante siglos, los evangélicos estuvieron proscritos, perseguidos con saña por la Inquisición y el Estado en defensa del monopolio católico. Así fue hasta 1966, cuando la dictadura franquista y los obispos asumen de mala gana el mandato del Concilio Vaticano II de separación Estado-Iglesia y sobre la libertad de conciencia como un derecho humano fundamental.

La Conferencia de Metropolitanos, que es como se llamaba entonces la C...

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La historia de las iglesias evangélicas en España, desde la reforma protestante de Lutero, camina pareja con la suerte de la libertad religiosa y de conciencia. Durante siglos, los evangélicos estuvieron proscritos, perseguidos con saña por la Inquisición y el Estado en defensa del monopolio católico. Así fue hasta 1966, cuando la dictadura franquista y los obispos asumen de mala gana el mandato del Concilio Vaticano II de separación Estado-Iglesia y sobre la libertad de conciencia como un derecho humano fundamental.

La Conferencia de Metropolitanos, que es como se llamaba entonces la Conferencia Episcopal, había emitido poco antes una pastoral de protesta por la "relajación" del régimen ante "el proselitismo protestante". "Error de la libertad de cultos", se titulaba. Los prelados le recordaban al caudillo Franco que era su principal deber "el vigilar por la pureza de la fe", y que "la tolerancia de cultos no es una cuestión meramente política, sino dogmática y de derecho público".

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Todavía ejercen algunos pastores protestantes que sufrieron cárcel en esos años. Lo peor era el ambiente hostil que percibían, como consecuencia de las enseñanzas del clero católico en las escuelas. En sus memorias, Luis Buñuel lo cuenta así: "Durante los 13 o 14 primeros años de mi vida, nuestro odio corporativo se centraba en los protestantes, por instigación maligna de los jesuitas. En una ocasión, durante las fiestas del Pilar, llegamos a apedrear a un infeliz que vendía Biblias por pocos céntimos" (Mi último suspiro. Editorial Plaza y Janés, 1986).

Una víctima famosa

La primera víctima por vender la Biblia en España, traducida al castellano y sin notas, fue el inglés George Borrow. Sólo le sacó de la cárcel en Madrid la amenaza de una ruptura de relaciones entre la monarquía británica y la española, primas hermanas. Las aventuras que vivió entre 1836 y 1840 se publicaron en Londres en 1842 con el título de La Biblia en España y fueron un acontecimiento en toda Europa. Aquí tardaron 80 años en editarse, traducidas por Manuel Azaña. Volvieron a ser prohibidas durante la larga dictadura nacionalcatólica.

El Gobierno ha anunciado una próxima reforma de la Ley Orgánica de Libertad Religiosa, de 1980, para atender mejor a los derechos de las confesiones y amortiguar su discriminación con respecto a la Iglesia católica en materias como financiación o enseñanza religiosa en las escuelas.

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