El Ayuntamiento rehabilitará la nave de Boetticher tras 15 años de litigios

Si la antigua nave de la fábrica de ascensores Boetticher de Villaverde es conocida como La catedral, el nigeriano Emwionabon, de 27 años, es algo así como su guardián. Vive allí desde hace casi un año, rodeado de escombros y basura. Sentado en un viejo sillón, explica que llegó allí cuando se le acabaron las pequeñas chapuzas como ayudante de pintor. "Sin papeles no hay trabajo", añade, mientras se fuma un porro para matar el hambre.

Pronto la antigua fábrica dejará de ser su casa. El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto construir un centro de nuevas tecnologías a partir de sep...

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Si la antigua nave de la fábrica de ascensores Boetticher de Villaverde es conocida como La catedral, el nigeriano Emwionabon, de 27 años, es algo así como su guardián. Vive allí desde hace casi un año, rodeado de escombros y basura. Sentado en un viejo sillón, explica que llegó allí cuando se le acabaron las pequeñas chapuzas como ayudante de pintor. "Sin papeles no hay trabajo", añade, mientras se fuma un porro para matar el hambre.

Pronto la antigua fábrica dejará de ser su casa. El Ayuntamiento de Madrid tiene previsto construir un centro de nuevas tecnologías a partir de septiembre, cuando se haga con la cesión de la gran nave industrial construida en los años cincuenta. Además, en el entorno se crearán nuevas calles y zonas verdes y se levantarán 550 viviendas. El objetivo: recuperar una zona en continuo deterioro desde el cierre de la empresa Boetticher y Navarro por quiebra en el año 1993.

Hoy, La catedral, diseñada en su día por Eduardo Torroja, es un edificio fantasma de casi 20.000 metros cuadrados salpicado de escombros y graffitis garabateados. En su entorno, apenas resisten las ruinosas paredes de antiguos almacenes. Botellas y basura de todo tipo se acumulan en cada rincón.

"Por aquí no hay casi nadie nunca", señalan Jonathan y Verónica mientras pasean a sus perros cerca de la gran nave. La zona sirve de cobijo temporal a drogadictos o personas sin hogar. El proyecto de recuperar la planta no es nuevo. En 2003, el Ayuntamiento ya firmó con la junta de acreedores de la empresa -entre ellos sus 200 trabajadores- un convenio para su lavado de cara. En 2006 se aprobaron los planeamientos y se anunció que el centro tecnológico estaría listo este año. Hoy el proyecto sigue siendo aún eso, un proyecto.

Emwionabon no sabe adónde irá cuando empiecen las obras. "Si no hay trabajo, no hay dinero y no hay casa", dice despreocupado mientras apura las últimas caladas del porro y se sirve un vaso de coca-cola.

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