Medio millón de madrileños soporta más ruido del permitido por la ley

El Ayuntamiento presenta con un año de retraso el mapa acústico de la capital

El ruido, esa sinfonía constante y bastante molesta que genera el tráfico rodado, ya tiene su mapa en Madrid. Un minucioso plano de tubos de escape y música de carburadores que llega con un año de retraso y que dictamina que 480.000 habitantes de la capital -en ese momento estaban censados 3.205.334- están expuestos a un nivel superior a los 65 decibelios (máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y tope en las legislaciones de la Unión Europea).

Varios miles de ellos, sobre todo en los distritos de Chamberí, Salamanca, Retiro y Centro, a más de 70. Algunas calles, como...

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El ruido, esa sinfonía constante y bastante molesta que genera el tráfico rodado, ya tiene su mapa en Madrid. Un minucioso plano de tubos de escape y música de carburadores que llega con un año de retraso y que dictamina que 480.000 habitantes de la capital -en ese momento estaban censados 3.205.334- están expuestos a un nivel superior a los 65 decibelios (máximo recomendado por la Organización Mundial de la Salud y tope en las legislaciones de la Unión Europea).

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Varios miles de ellos, sobre todo en los distritos de Chamberí, Salamanca, Retiro y Centro, a más de 70. Algunas calles, como José Abascal, Santa Engracia o Recoletos, pueden superar con holgura los 80. Un umbral que el propio Consistorio considera intolerable y motivo de gran alarma y actuación inmediata. El mapa municipal, cuyos datos son de 2006, debía estar en junio de 2007.

Una ley de rango estatal obligaba a todas las ciudades de más de 250.000 habitantes a elaborarlo. El Consistorio presentó su primer borrador en septiembre del año pasado. Un plano incompleto en el que se omitía, por ejemplo, la cantidad de individuos afectados o los barrios con un mayor umbral de estruendo. Entonces, el Ayuntamiento profetizó que tendría el que presentó ayer a finales de 2007. Erró la predicción en varios meses.

El mapa presentado ayer subsana bastantes de esas imprecisiones. Ha sido elaborado a través de las 30 estaciones medidoras fijas, más una considerable cantidad de terminales móviles y de vehículos equipados con aparatos de medición. Abarca los 21 distritos y cada uno de ellos lo subdivide en sus respectivos barrios. Después calcula, con la medición de las fachadas y de los habitantes por portal, cuántas personas están sometidas a la tortura de aguantar de media más de 65 decibelios. Una minuciosa tarea que descubre, por ejemplo, que en el distrito de Salamanca 1.400 personas soportan una media superior a los 70 decibelios. La franja horaria en la que el estruendo de los coches alcanza sus cotas más altas es entre las 9 y las 10 de la mañana.

"El propio equipo municipal se descubre", dice con cierto regocijo el concejal socialista Pedro Santín, antes de proseguir: "Las ordenanzas municipales exigen una actuación inmediata si alguien recibe más de 70 decibelios". En varios de los distritos escrutados se da esa circunstancia. De hecho, en algunas calles, como las que rodean a la plaza de Gregorio Marañón, el medidor pasa con creces de los 75 decibelios. No consta que se haya hecho nada inmediatamente.

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Este mapa era necesario para pasar, teóricamente, a una segunda fase. Ahora se "aplicarán las medidas correctoras". Unas medidas que ya se han puesto en marcha, al menos según explicación municipal, en la campaña de asfaltado que ya ha arrancado este verano. Varias de las vías, por ejemplo la carretera de Extremadura, una de las más ruidosas, usarán una pavimentación pensada para reducir las molestias acústicas.

Las otras medidas son poner pantallas, cambiar la situación de semáforos o reducir la velocidad. Con respecto a la primera de estas medidas, no figura en ningún plan ni está presupuestado "apantallar" ninguna zona de la capital, según Santín, que amplía el círculo de afectados por la escalada de decibelios motorizados a "dos millones de madrileños, todos los que viven dentro del perímetro de la M-30".

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