Cartas al director

Afganistán frente a Irak y Obama

A veces entre tanto "exceso" de información se echa de menos, no ya opinión o análisis, sino una mínima e indispensable reflexión. Las informaciones de la visita del candidato a la presidencia estadounidense Barack Obama a los dos frentes abiertos de Irak y Afganistán parecen obviar algo evidente: la muy distinta condición esencial de ambos países. No me extiendo: Irak es un país consolidado y culto, corrompido y herido sucesivamente por una tiranía ya derrocada y por una invasión realizada con subterfugios que se revelaron falsos. Afganistán, en cambio, difícilmente puede considerarse una nac...

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A veces entre tanto "exceso" de información se echa de menos, no ya opinión o análisis, sino una mínima e indispensable reflexión. Las informaciones de la visita del candidato a la presidencia estadounidense Barack Obama a los dos frentes abiertos de Irak y Afganistán parecen obviar algo evidente: la muy distinta condición esencial de ambos países. No me extiendo: Irak es un país consolidado y culto, corrompido y herido sucesivamente por una tiranía ya derrocada y por una invasión realizada con subterfugios que se revelaron falsos. Afganistán, en cambio, difícilmente puede considerarse una nación con Estado tal como se entiende en Occidente, sino que se trata más bien de un extenso y perennemente conflictivo territorio de paso, con múltiples sociedades tribales enfrentadas entre sí y con los que consideran extranjeros. De hecho, ese "figurín" de proverbial elegancia que simula ser presidente de un país inexistente no tiene poder real fuera de la capital Kabul y le resulta más fácil partir directamente del palacio presidencial para pasear su palmito por los salones parisinos o berlineses que recorrer un territorio que no controla y en el que cualquier jefe tribal de cierta entidad tiene más poder real, en territorio y gentes, que él.

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