Las siete vidas de José Luis Martín

El ex regidor fue camionero, taxista y camarero y ahora compra terrenos

Seseña era ayer un pueblo revolucionado: "¡Somos noticia!, ¡somos noticia!", proclamaba el dueño de un bar cada vez que un vecino entraba en el local. Todos hablaban de José Luis Martín Jiménez, el ex alcalde socialista al que la Fiscalía Anticorrupción acusa de prevaricación, cohecho y delito fiscal. Ayer le recordaban en sus distintas facetas.

Martín fue camarero, conductor de camiones, de autobuses y taxista antes de convertirse en alcalde en 1999. Últimamente se ha dedicado a negocios inmobiliarios ya que ha preguntado a varios vecinos del municipio si estaban interesados en vender ...

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Seseña era ayer un pueblo revolucionado: "¡Somos noticia!, ¡somos noticia!", proclamaba el dueño de un bar cada vez que un vecino entraba en el local. Todos hablaban de José Luis Martín Jiménez, el ex alcalde socialista al que la Fiscalía Anticorrupción acusa de prevaricación, cohecho y delito fiscal. Ayer le recordaban en sus distintas facetas.

Martín fue camarero, conductor de camiones, de autobuses y taxista antes de convertirse en alcalde en 1999. Últimamente se ha dedicado a negocios inmobiliarios ya que ha preguntado a varios vecinos del municipio si estaban interesados en vender sus terrenos. Uno de sus hijos trabaja para el nombre al que ahora debe todos sus dolores de cabeza, Francisco Hernando, El Pocero.

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Los vecinos también recuerdan su afición a casar parejas. Aunque la denuncia de algunas de ellas acusándole en el año 2000 de cobrarles dinero por oficiar el sí quiero apagó su afición a las bodas civiles y supuso el primer paso para su salida del partido. La ejecutiva provincial del PSOE inició entonces la apertura de un expediente. Los compañeros de Martín en Seseña cerraron filas en torno al alcalde y el expediente terminó, en 2004, en la disolución y suspensión de militancia del PSOE de Seseña al completo.

Algunos le echan de menos. Como el grupo de ancianos que ayer se apretujaban en los dos únicos bancos que hay en la puerta del Ayuntamiento para no perder detalle de quién entraba y salía del edificio. Ellos estaban allí sólo para observar, pero tras mucho insistir, comentaban: "Era un alcalde buenísimo, más listo que el hambre. A lo mejor ha metido la patita en alguna cosa pero era muy buen alcalde, ¡y de aquí del pueblo de toda la vida! Lo conozco desde que era así", comentaba uno poniendo la mano a un metro del suelo. "Hace tiempo que no le vemos. Tiene negocios en Málaga...", se lamentaba otro.

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