Estrategias para tiempos aciagos

En el último salón inmobiliario de Madrid, una empresa asociada indisolublemente a los mejores y a los peores tiempos del ladrillo se sorprendió cerrando 35 ventas de pisos. No eran muchos comparados con los años del boom, pero sí con los que hacía la competencia esos días. Esa compañía -Afirma, sucesora de Astroc, cuyo desplome en Bolsa en abril del año pasado fue el primer indicio de que la burbuja estaba a punto de estallar- se había dado cuenta de que los potenciales clientes pedían seguridad de que si compran ahora, el valor de sus pisos se va a mantener.

Por eso, en un mome...

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En el último salón inmobiliario de Madrid, una empresa asociada indisolublemente a los mejores y a los peores tiempos del ladrillo se sorprendió cerrando 35 ventas de pisos. No eran muchos comparados con los años del boom, pero sí con los que hacía la competencia esos días. Esa compañía -Afirma, sucesora de Astroc, cuyo desplome en Bolsa en abril del año pasado fue el primer indicio de que la burbuja estaba a punto de estallar- se había dado cuenta de que los potenciales clientes pedían seguridad de que si compran ahora, el valor de sus pisos se va a mantener.

Por eso, en un momento en el que la deuda y el desplome de ventas ahoga a las inmobiliarias, Afirma ha comenzado una ambiciosa campaña publicitaria que ha inundado de carteles las calles de Madrid, Sevilla y Valencia. El coste ha sido de 850.000 euros.

Esta iniciativa sorprende porque coincide con el recorte en marketing y publicidad que han emprendido las inmobiliarias en tiempos de crisis. El 36% de promotoras invierten ahora menos de un millón de euros en promocionarse, mientras el año pasado este porcentaje era del 14%. También se ha dado la vuelta a las que más se gastan en publicidad: sólo el 7% invirtió más de seis millones, frente al 19% de hace 12 meses, según un estudio de Real State Marketing.

Por cierto, el 57% de inmobiliarias respondieron en el mismo estudio que para hacer frente a la crisis estaban rebajando el precio de sus viviendas. Tras meses negándolo, empiezan a admitir que, quizás, los precios estaban en niveles desproporcionados.

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