LA CALLE / No funciona

¿Qué más da?

El nudo de la Trinitat es una de las obras más extrañas del mundo. Da acceso a todas las autopistas de pago y a una autovía (la de Terrassa) inicialmente gratuita, pero luego también de pago. Queda claramente excluida la vieja Nacional 152, hoy llamada C-17. Como es gratis, para tomarla hay que salir del nudo, entrar en Sant Andreu y esperar en varios semáforos. Un desafuero difícil de arreglar porque modificar esa obra sería un montón de dinero. Pero hay cosas más sencillas de arreglar y que, sin embargo, tampoco se tocan.

El lector D. G. señala que en el tramo que va desde el desvío d...

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El nudo de la Trinitat es una de las obras más extrañas del mundo. Da acceso a todas las autopistas de pago y a una autovía (la de Terrassa) inicialmente gratuita, pero luego también de pago. Queda claramente excluida la vieja Nacional 152, hoy llamada C-17. Como es gratis, para tomarla hay que salir del nudo, entrar en Sant Andreu y esperar en varios semáforos. Un desafuero difícil de arreglar porque modificar esa obra sería un montón de dinero. Pero hay cosas más sencillas de arreglar y que, sin embargo, tampoco se tocan.

El lector D. G. señala que en el tramo que va desde el desvío de Gran Via que lleva al nudo hasta el tramo que va hacia la AP-7 hay hasta tres señales de tráfico equivocadas y que equivocan al conductor. En efecto, en ese trecho el conductor ve por tres veces letreros que le indican que se dirige hacia la A-7 cuando en realidad lo hace hacia la AP-7.

La diferencia no es baladí: la A-7 es una autovía que circula paralela al Mediterráneo al sur de Barcelona. La AP-7 es una autopista que circula paralela a la A-7 (cuando ésta existe) y que tiene bastantes tramos más; uno de ellos, al norte de la capital catalana, llega hasta la frontera francesa. De modo que el conductor puede pretender dirigirse hacia Tarragona y acabar en Hostalric.

Antes la AP-7 se llamaba A-7. Pero hace bastante tiempo que las cosas ya no son así. Tanto como cinco años, porque el cambio de denominación de las autopistas y autovías españolas fue, en 2003, obra del entonces ministro de Fomento del PP Francisco Álvarez-Cascos.

Las señales de marras dependen del Ayuntamiento de Barcelona. Preguntado al respecto dijo una respuesta ejemplar: "No hay prisa para hacer el cambio. Se hará cuando haya que hacer allí alguna otra obra de mantenimiento. La gente ya sabe que la A-7 es la AP-7". Posiblemente sí. Seguro que es un lugar común para los camioneros rumanos y los turistas de Finlandia y de Portugal. Todo el mundo sabe lo que pasa en Barcelona: ¿que no hay que fiarse de las señales que dependen del Ayuntamiento?

Para quejas sobre las administraciones y empresas públicas pueden dirigirse a catalunya@elpais.es a la atención de Francesc Arroyo.

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