Rafaela Romero reclama que los homenajes a las víctimas no sean actos simbólicos

La presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero (PSOE), reclamó ayer, en un curso de verano celebrado en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander que los actos de homenaje a las víctimas del terorismo no se conviertan en actos simbólicos. La presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa aseguró que en el País Vasco "no existe una cultura de memoria pública de las víctimas del terrorismo". En este sentido indicó que "la memoria pública de las víctimas del terrorismo debe concebirse siempre como un acto lleno de contenido, digno y fiel a la realidad, nunca como un hábito"...

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La presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa, Rafaela Romero (PSOE), reclamó ayer, en un curso de verano celebrado en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander que los actos de homenaje a las víctimas del terorismo no se conviertan en actos simbólicos. La presidenta de las Juntas Generales de Guipúzcoa aseguró que en el País Vasco "no existe una cultura de memoria pública de las víctimas del terrorismo". En este sentido indicó que "la memoria pública de las víctimas del terrorismo debe concebirse siempre como un acto lleno de contenido, digno y fiel a la realidad, nunca como un hábito". En su opinión, "todos los ciudadanos nos debemos a la sociedad actual para producir tales impactos en ella que en el futuro no haya ni una víctima más".

Romero ha lamentado que "en el País Vasco durante muchos años las víctimas de ETA hayan dejado de existir y hayan sufrido una doble muerte, la de su vida y la del olvido social". Así denunció que "a los vascos se nos debería caer la cara de vergüenza por la ocultación en la escena pública de las víctimas del terrorismo bajo una capa de silencio y de censura".

La presidenta de las Juntas guipuzcoanas reclamó que los jóvenes deben ser educados en la "convivencia y el respeto". Sin embargo, advirtió de "la nula presencia de las víctimas del terrorismo en el sistema educativo" y lo calificó de "moral y políticamente indigno", ya que "sería uno de los mejores modos de dignificar a las víctimas". Para ella, "no es ético ni políticamente admisible estar contando a nuestros hijos las miserias en otros países y después obviar intencionadamente lo que ocurre en nuestro país", concluyó.

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