Quintana: "Las Galescolas son ejemplo contundente del cambio"

Vicepresidencia organiza una fiesta de fin de curso en Santiago

Tres zancudos, el runrún de un quinteto tradicional y las figuras de los castillos hinchables, componían el fondo sobre el que el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, se refirió ayer insistentemente a la "Galicia de la igualdad". Se trataba de la primera fiesta de fin de curso de las Galescolas, celebrada en el Campus Sur de la Universidade de Santiago bajo el lema "Gozamos coñecéndonos!".

Justo a la misma hora y en la misma ciudad en la que su inmediato superior en el Gobierno gallego, Emilio Pérez Touriño, hacía profesión de fe partidista, Quintana aseguraba conmemorar 3 años de...

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Tres zancudos, el runrún de un quinteto tradicional y las figuras de los castillos hinchables, componían el fondo sobre el que el vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, se refirió ayer insistentemente a la "Galicia de la igualdad". Se trataba de la primera fiesta de fin de curso de las Galescolas, celebrada en el Campus Sur de la Universidade de Santiago bajo el lema "Gozamos coñecéndonos!".

La Xunta quiere acabar la legislatura con un 20% de plazas en guarderías

Justo a la misma hora y en la misma ciudad en la que su inmediato superior en el Gobierno gallego, Emilio Pérez Touriño, hacía profesión de fe partidista, Quintana aseguraba conmemorar 3 años de bipartito "con una fiesta, la de las Galescolas". "Son el ejemplo más ilustrativo y contundente del cambio gallego", dijo, "hacia un país diferente y hacia un país mejor". Mientras, la estridente megafonía del evento no cesaba de conminar a los asistentes: "¡Participad familias, participad crianzas!".

Quintana, acompañado en su comparecencia ante la prensa por la secretaria general de Igualdade, Carme Adán, se valió de cifras para argumentar a favor de uno de los proyectos estrella de su departamento, las guarderías en gallego. "Cuando llegamos a la Xunta, había un 11% de plazas públicas en educación de 0 a 3 años; hoy estamos cerca del 18%", expuso, "pasamos de 6.595 plazas a 10.806". La Unión Europea recomienda una cobertura pública de 33 plazas por cada 100 niños. "Acabaremos la legislatura cumpliendo con la UE en las provincias de Lugo y Ourense y con una cobertura superior al 20% en toda Galicia", prometió.

Pero los alumnos de las Galescolas que pululaban por el lugar, ataviados no con el otrora célebre mandilón pero si con pañuelo azul e imagen corporativa al cuello, permanecían al margen de la comitiva vicepresidencial. Anxo Quintana repetía una y otra vez la idea fuerza de sus declaraciones, "el cambio gallego, la Galicia orgullosa de sí misma", al tiempo que relacionaba las guarderías con la igualdad de oportunidades entre sexos: "Donde no hay una escuela infantil, estamos poniendo en peligro la oportunidad de una mujer de desarrollar su vida".

Además de la posibilidad, por 20 euros, de degustar menú clásico de romería, pulpo y churrasco, de asistir a los proverbiales contacontos, o de participar en los obligados obradoiros, la celebración de las Galescolas incluyó una peculiar, a tenro de la edad de la audiencia, oferta musical: la coral de Cambre, los tradicionales Vai de Roda y la samba de Renato Spencer & Café CaXaça. A los niños les tiraba más la "equinoterapia" [paseos en poni] que los ritmos brasileños.

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La carpa, que sucumbía a un sofocante efecto invernadero y donde el vicepresidente de Benestar e Igualdade no dejó pasar la oportunidad de fotografiarse con infantes de pañuelo azul, albergó las manualidades de los pequeños. Algunos de los 34 centros puestos en marcha por la Xunta a lo largo y ancho de la geografía gallega en los últimos tres años mostraban las coloristas creaciones de sus alumnos, siempre un paso más allá de la figuración. Un par de editoras y alguna librería certificaban, dentro del mismo recinto, el nivel de los libros infantiles facturados en Galicia. La tormenta, acechante durante la calurosa mañana, finalmente no se desató.

El vicepresidente de la Xunta, Anxo Quintana, juega con unos niños en la fiesta de las Galescolas.EFE

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