Amigos del buitre
Les hemos quitado la comida. ¿"Ataques" o deseperación? Todos los casos se dan en unos meses concretos, partos en la ganadería y cría en los buitres, entiéndase el desespero de unos padres por dar de comer a su único pollo. Todos los "ataques" reproducen comportamientos conocidos pero excepcionales antaño. Empresas de recogida de reses muertas y clausura de muladares explican hambre y desesperación de estas aves. Las vacas locas fueron el origen, pero la situación se agrava en 2006 cuando se implanta la recogida de reses muertas sin contemplar la alimentación de las aves. Generaciones d...
Les hemos quitado la comida. ¿"Ataques" o deseperación? Todos los casos se dan en unos meses concretos, partos en la ganadería y cría en los buitres, entiéndase el desespero de unos padres por dar de comer a su único pollo. Todos los "ataques" reproducen comportamientos conocidos pero excepcionales antaño. Empresas de recogida de reses muertas y clausura de muladares explican hambre y desesperación de estas aves. Las vacas locas fueron el origen, pero la situación se agrava en 2006 cuando se implanta la recogida de reses muertas sin contemplar la alimentación de las aves. Generaciones de ellas que, gratuita económica y ecológicamente hablando, nos han "quitado el muerto de encima", se quedan en paro.
Nuestra Constitución reconoce el derecho a un medio ambiente sano, la UE exige conservar estas aves y autoriza a usar cadáveres de cabras y ovejas para alimentarlas. Un real decreto amplía el menú y demanda unas condiciones de aplicación tan asequibles que sólo la falta de voluntad y la subordinación a intereses explican que los buitres mueran de hambre o protagonicen episodios de desesperación. Aplicar la ley o respetar los usos del territorio son soluciones; el hambre, no.
Las aves carroñeras son especies con un valor ambiental sabido y uno económico a considerar. Un solo buitre elimina 180 kilos de carroña al año, nos ahorra 27 litros de gasóleo (que está por las nubes) y una tonelada de gases de efecto invernadero. Se mueren de hambre.