Cuenta atrás en la lucha contra la sequía

La desalinizadora de El Prat garantizará el consumo de agua de Barcelona

La desalinizadora de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat), que debe entrar en funcionamiento en mayo de 2009, es la frontera que separa la disponibilidad de agua de la sequía: los 60 hectómetros cúbicos que la planta suministrará a la red de aguas Ter-Llobregat (ATLL), la empresa pública que abastece a 125 municipios del área metropolitana, cubrirán el 20% de la demanda de agua del ámbito metropolitano (que exige 360 hectómetros cúbicos al año). La dependencia de las lluvias será menor. La cuenta atrás está en marcha: si las lluvias garantizan el suministro hasta la fecha de inauguración de l...

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La desalinizadora de El Prat de Llobregat (Baix Llobregat), que debe entrar en funcionamiento en mayo de 2009, es la frontera que separa la disponibilidad de agua de la sequía: los 60 hectómetros cúbicos que la planta suministrará a la red de aguas Ter-Llobregat (ATLL), la empresa pública que abastece a 125 municipios del área metropolitana, cubrirán el 20% de la demanda de agua del ámbito metropolitano (que exige 360 hectómetros cúbicos al año). La dependencia de las lluvias será menor. La cuenta atrás está en marcha: si las lluvias garantizan el suministro hasta la fecha de inauguración de la desalinizadora, no habrá restricciones de agua potable.

"La cantidad de agua que aportará la desalinizadora garantiza las demandas de agua potable de la red", afirma Joan Compte, gerente de ATLL. Ubicada al lado de la depuradora del Llobregat, a escasos metros del río, unos 180 obreros trabajan 24 horas al día para que antes del 1 de junio de 2009 empiece a producir agua.

La planta producirá el 20% del consumo de agua del área metropolitana
La instalación empezará a funcionar en mayo de 2009

El proceso por el que el agua del mar se transforma en agua potable es el de ósmosis inversa: el agua pasa por un filtro compuesto por unas finas membranas que eliminan la salinidad. Sin embargo, el sistema que opera en la desalinizadora de El Prat es más complejo: "La ósmosis inversa utiliza un filtro muy fino; debemos ir reduciendo paulatinamente la presencia de residuos en el agua para realizar el proceso con garantías", explica Compte.

El agua se recoge a 2,2 kilómetros de tierra, a 30 metros de profundidad, y se transporta hasta la planta desalinizadora a través de unos tubos subterráneos. Las cañerías cubrirán los 3,1 kilómetros que separan la zona de captación de la planta: transcurrirán bajo la Zona Especial de Protección de Aves de El Prat -adquirida por ATLL para recuperar el hábitat de la zona-, cruzarán el curso del río y llegarán a la instalación.

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Una vez en la desalinizadora, el agua pasa por varios separadores:

un primer tratamiento extrae los sólidos y los residuos más aparatosos. Tras esta fase, el líquido atraviesa 20 filtros de arena para ser tratado después en bidones de arena cerrados. Una vez reducido el nivel de residuos y sal, el agua entra en el edificio de ósmosis inversa, dónde se limpia definitivamente. El agua sale pura del proceso de ósmosis: no contiene sal ni residuos, pero tampoco nutrientes. Un proceso de remineralización permite que el agua sea potable. Cuando acaba el proceso, el líquido se bombea desde la planta hasta el depósito de Fontsanta, en Sant Joan Despí, desde donde se distribuirá.

La instalación de El Prat prevé mecanismos para evitar los principales conflictos ecológicos derivados del funcionamiento de una desalinizadora: la salmuera, la sal sobrante del proceso de potabilización, y el elevado gasto energético. La proximidad de la depuradora del Baix Llobregat permitirá desechar la salmuera sin verter al mar agua con excesiva salinidad: el líquido sobrante de la desalinizadora se mezclará con el agua dulce que desecha la planta depuradora, por lo que su nivel de salinidad será parecido al del agua del mar.

El gasto energético se reducirá a la mitad. Se destinarán tres kilovatios en vez de los seis que se necesitan gracias a un proceso de reaprovechamiento de la presión: el agua desechada antes de la ósmosis inversa, que circula a una gran presión, contacta con el agua llegada del mar. Este contacto conduce la presión al agua sin tratar para que se bombee hasta el filtro. La planta, que contará con una subestación eléctrica propia, exigirá un kilovatio más para su mantenimiento. Con el fin de reducir aún más el impacto ecológico, ATLL ha elaborado un plan para instalar placas fotovoltaicas en sus instalaciones.

La inversión de la planta de El Prat asciende a 230 millones de euros, el 75% de ellos sufragados por fondos de cohesión de la Unión Europea. Los 60 hectómetros cúbicos de agua potable que producirá al año estarán avalados por la normativa europea de calidad del agua, que entrará en vigor el 1 de enero de 2009. ATLL espera que con este caudal nunca se produzcan restricciones al consumo humano.

Zona de ósmosis inversa de la futura desalinizadora de El Prat. Las tuberías llevan el agua salada.M. SÀENZ

Cuatro plantas desalinizadoras en 2012

La desalinizadora de El Prat no es la única que la red de agua Ter-Llobregat (ATLL) está construyendo. La planta de Tordera (Maresme), que actualmente produce 10 hectómetros cúbicos al año, se ampliará para que en 2009 la instalación desale 20 hectómetros cúbicos de agua potable. En Tordera, la ATLL construirá una segunda desalinizadora que aportará 60 hectómetros cúbicos y en Cunit (Baix Penedès) instalará otra que aportará la misma cantidad. La planta de Cunit abastecerá a Tarragona o a Barcelona, según las necesidades. Los dos proyectos están actualmente en fase de redacción, y se prevé que entren en funcionamiento en 2012. Con las cuatro desalinizadoras, ATLL aumentará 200 hectómetros cúbicos el abastecimiento, que se sumarán a los 600 que tienen de capacidad los pantanos de la cuenca del Llobregat.

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