Cuatro vigilantes de seguridad, detenidos por robar en un centro comercial de Castelldefels

"Cuando te traiciona la gente que trabaja contigo, te sientes fatal y sospechas de todo". Alexandra Godia, subdirectora de gerencia del centro comercial Ànec Blau, en Castelldefels, conoce esa sensación. Cuatro vigilantes de seguridad que trabajaban en el centro han sido detenidos. En lugar de proteger los bienes de la empresa, se dedicaban a sustraerlos de noche, aprovechando las horas en las que ya no hay clientes. "Se llevaban sobre todo dinero y botellas de alcohol. Y también se quedaban con parte de lo que decomisaban a chicos que a veces entraban a robar", explica Godia.

La subdir...

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"Cuando te traiciona la gente que trabaja contigo, te sientes fatal y sospechas de todo". Alexandra Godia, subdirectora de gerencia del centro comercial Ànec Blau, en Castelldefels, conoce esa sensación. Cuatro vigilantes de seguridad que trabajaban en el centro han sido detenidos. En lugar de proteger los bienes de la empresa, se dedicaban a sustraerlos de noche, aprovechando las horas en las que ya no hay clientes. "Se llevaban sobre todo dinero y botellas de alcohol. Y también se quedaban con parte de lo que decomisaban a chicos que a veces entraban a robar", explica Godia.

La subdirectora empezó a sospechar cuando, a finales del año pasado, se sucedieron cinco robos en tiendas y locales del Ànec Blau. Todos perpetrados en horario nocturno. Como por casualidad, nunca saltaban las alarmas. Y para colmo, cuando los agentes de la policía autonómica acudían al centro, no podían ver las imágenes captadas por las cámaras. Siempre surgía algún impedimento. "Y eso que el sistema funcionaba perfectamente", recuerda Godia.

La dirección del centro advirtió de lo ocurrido a la empresa de seguridad Prosegur, y juntos acudieron a la policía. Los Mossos detuvieron a los vigilantes el pasado lunes. Se trata de Antonio M. P., de 30 años; Josep Maria L. N., de 34; Ángel Esteban G. V., de 46, e Iván R. C., de 26. Dos de ellos trabajaban en el centro desde que éste abrió sus puertas, en octubre de 2005. "Conocían todos los rincones a la perfección. Y además, nunca hicieron nada raro que pudiera delatarles", sigue la subdirectora.

El pequeño grupo mafioso instalado en el centro contaba con el beneplácito del resto de vigilantes. Ninguno de ellos identificó a sus compañeros, ni contó lo que allí ocurría a sus jefes o a la policía, según un portavoz oficial de los Mossos. "Todos estaban contaminados", explica Godia. Por eso mismo, el centro ha sustituido a todos los vigilantes (alrededor de 20) y ha mantenido sólo al jefe de equipo. "Él llevaba apenas tres o cuatro meses en el puesto. No está manchado".

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