La correspondencia de Marañón
En EL PAÍS del domingo 25 de mayo venía un artículo de José Andrés Rojo sobre la correspondencia de Gregorio Marañón con Ortega y Gasset y Unamuno. Lo que Marañón le escribía en una carta a este último sobre la responsabilidad de Alfonso XIII en el desastre de Annual en 1921 no nos descubre a los estudiosos de las guerras de Marruecos nada nuevo, no sólo porque ello era en la época vox pópuli, sino también porque así nos lo confirman los documentos de archivo. Pero ya con referencia a años posteriores, dice José Andrés Rojo que se "echa de menos que no haya cartas sobre algunos de los m...
En EL PAÍS del domingo 25 de mayo venía un artículo de José Andrés Rojo sobre la correspondencia de Gregorio Marañón con Ortega y Gasset y Unamuno. Lo que Marañón le escribía en una carta a este último sobre la responsabilidad de Alfonso XIII en el desastre de Annual en 1921 no nos descubre a los estudiosos de las guerras de Marruecos nada nuevo, no sólo porque ello era en la época vox pópuli, sino también porque así nos lo confirman los documentos de archivo. Pero ya con referencia a años posteriores, dice José Andrés Rojo que se "echa de menos que no haya cartas sobre algunos de los momentos más decisivos" (como la Guerra Civil, por ejemplo).
En efecto, habría sido muy interesante poder dar a conocer cuál era la actitud de Marañón respecto no sólo de ese conflicto, sino también del franquismo. Esa laguna en la correspondencia de Marañón se encuentra en parte colmada con las cartas que dirigió desde París, en donde se había establecido desde diciembre de 1936, a Salvador de Madariaga. Aunque el archivo de este último se halla depositado, por voluntad suya, en el Instituto J. Cornide de La Coruña, su hija Isabel sigue conservando en su casa de Londres algunos documentos, entre ellos varias cartas cruzadas entre su padre y Marañón, muchas de las cuales, que he tenido la oportunidad de ver, permanecen inéditas.
En algunas de ellas, Marañón se declara sin ambages entusiasta del nuevo régimen instaurado por Franco, al que considera como un nuevo "renacer" de España. Esta posición de Marañón daría lugar a una viva polémica epistolar entre él y Salvador de Madariaga, quien, a pesar de su profundo anticomunismo, mantuvo siempre, como buen liberal, una postura de absoluto rechazo y total condena del franquismo. Como es sabido, Salvador de Madariaga no volvería a poner los pies en España hasta la restauración de la democracia con el Gobierno de Adolfo Suárez.