Cartas al director

Ministerio de Igualad

Estos días he escuchado muchos comentarios sobre las nuevas ministras, especialmente referidos a su condición femenina y a su juventud. ¿Creen que una mujer de 31 años no sabe lo que es o debería ser la igualdad?

Pues imagine, por un momento, que es usted una mujer española cualquiera, residente en una ciudad cualquiera, recién casada, con estudios superiores, cursos y másteres en su haber, que domina varios idiomas y con una gran capacidad de trabajo, a los 28 años de edad, frente a una empresa cualquiera, en busca de su primer empleo.

Imagine ahora que una de las preguntas que ...

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Estos días he escuchado muchos comentarios sobre las nuevas ministras, especialmente referidos a su condición femenina y a su juventud. ¿Creen que una mujer de 31 años no sabe lo que es o debería ser la igualdad?

Pues imagine, por un momento, que es usted una mujer española cualquiera, residente en una ciudad cualquiera, recién casada, con estudios superiores, cursos y másteres en su haber, que domina varios idiomas y con una gran capacidad de trabajo, a los 28 años de edad, frente a una empresa cualquiera, en busca de su primer empleo.

Imagine ahora que una de las preguntas que el entrevistador va a formularle a usted es, casi con total seguridad: "¿Piensa usted tener hijos pronto?". ¡Vaya por Dios! Debería usted meditar la respuesta ¿verdad? A lo mejor en ese momento pensaría usted que, de ser su respuesta afirmativa, probablemente no la contraten. O que si responde que no, cuando en un futuro sea usted madre, no le renueven el contrato. O que si se lo renuevan, probablemente usted no alcance nunca un puesto de responsabilidad en la empresa. O que si lo alcanza, después de años de trabajar a fondo, no podrá evitar ciertos comentarios de sus compañeros, "¡A saber qué habrá hecho ésta!".

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Su respuesta será: no, no pienso tenerlos por ahora. Puede que en ese u otro momento se acuerde usted también de aquel novio suyo al que le molestaba mucho que llevara minifalda, o de su vecina del 5º, a la que su marido le pone la mano encima, o de su abuela, que no fue a la Universidad porque no estaba bien visto, o de su madre que crió a tres hijos, trabajó fuera y dentro de casa, cuidó ella sola a su padre enfermo a pesar de tener hermanos varones, y ahora se hace cargo de sus nietos para que sus hijas puedan trabajar.

No hace falta ir muy atrás en el tiempo, porque esto pasa hoy. Mucho hemos conseguido, sí, pero mucho queda por hacer. Porque si la nombran a usted ministra, sepa que "la aceptarán como animal de compañía" y entrará usted a formar parte de "un batallón de modistillas", entre otras lindezas. Ánimo, Bibiana.

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