El Pentágono ofrecerá datos del derribo del satélite

El Pentágono ha anunciado que divulgará parte de los datos de la destrucción, la semana pasada, de un satélite espía suyo, en órbita pero no operativo, mediante un misil lanzado desde el Pacífico. China protestó; denunció que se trataba de un ensayo del sistema antimisiles estadounidense y exigió que se hiciera pública la información sobre la operación.

El responsable del Comando del Pacífico, el almirante Timothy J. Keating, ha contestado que otros países más secretistas que EE UU deberían aprender de cómo se ha llevado la misión de la destrucción del satélite USA 193. "Dijimos ...

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El Pentágono ha anunciado que divulgará parte de los datos de la destrucción, la semana pasada, de un satélite espía suyo, en órbita pero no operativo, mediante un misil lanzado desde el Pacífico. China protestó; denunció que se trataba de un ensayo del sistema antimisiles estadounidense y exigió que se hiciera pública la información sobre la operación.

El responsable del Comando del Pacífico, el almirante Timothy J. Keating, ha contestado que otros países más secretistas que EE UU deberían aprender de cómo se ha llevado la misión de la destrucción del satélite USA 193. "Dijimos a la gente lo que íbamos a hacer y cómo se iba a hacer, abiertamente", señaló Keating. Puntualizó, además, que la operación se hizo para evitar que cayeran restos potencialmente peligrosos del satélite incontrolado en la superficie terrestre, mientras que China destruyó su satélite Fengyung-1C el año pasado como un puro ensayo de armamento antisatélite, y sin informar al respecto, informa Space.com.

Además, la destrucción del satélite chino produjo muchos fragmentos peligrosos de basura espacial que aún están en órbita, recordó Keating. Los residuos de la operación estadounidense, realizada a menos altura (210 kilómetros en lugar de los 850 del Fengyung-1C), fueron observados poco después del impacto del misil en el USA 193. Ninguno debió de ser de tamaño superior a un balón de fútbol y la mayoría se quemó al entrar en la atmósfera terrestre en las primeras 24 o 48 horas. El resto desaparecerá en pocas semanas. No han llegado, que se sepa, fragmentos al suelo.

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