Una vecina con 610 denuncias

Residentes de un bloque de Sevilla acusan de acoso a otra inquilina

"Tropezarte con ella es buscarte problemas. Yo salgo a la calle obsesionada con evitarla". La afirmación y los temores de María Luisa Rodríguez son compartidos por la mayoría de sus vecinos del número 19 de la avenida de Grecia, en el barrio sevillano de Los Bermejales.

Siete familias llevan años cruzándose denuncias con otra de las vecinas, Concepción Castilla. Le acusan de "acoso continuo", amenazas, coacciones, agresiones y de interponer centenares de falsas denuncias contra ellos. Han presentado 610 denuncias contra Concepción y su familia (hijo, hija y yerno) y ella contra los veci...

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"Tropezarte con ella es buscarte problemas. Yo salgo a la calle obsesionada con evitarla". La afirmación y los temores de María Luisa Rodríguez son compartidos por la mayoría de sus vecinos del número 19 de la avenida de Grecia, en el barrio sevillano de Los Bermejales.

Siete familias llevan años cruzándose denuncias con otra de las vecinas, Concepción Castilla. Le acusan de "acoso continuo", amenazas, coacciones, agresiones y de interponer centenares de falsas denuncias contra ellos. Han presentado 610 denuncias contra Concepción y su familia (hijo, hija y yerno) y ella contra los vecinos, otras tantas. ¿Por qué? "Eso nos gustaría saber. No tiene motivos", asegura Luisa Reina, otra vecina afectada. Ella, su marido y sus tres hijos dejaron el bloque hace nueve meses atemorizados por la vecina. Desde entonces, viven en casa de una amiga y no se atreven a pasar por su antiguo edificio, un conjunto de 92 viviendas sociales propiedad de la Junta.

"Tengo una hija de cuatro años y cuando tenía dos y medio me la amenazó de muerte. Y las amenazas las cumple porque ha habido varias agresiones", cuenta. La otra Luisa, Rodríguez, es de las que las ha sufrido. "Me han pegado cuatro veces. Cuatro palizas. Ahora no me atrevo casi a salir de casa. Vivo sola y no tengo familia ni medios para irme a otro sitio", explica, agarrada a una pancarta en la que resumen una de sus exigencias: "Queremos vivir sin miedo".

Una veintena de vecinos se manifestaron ayer a las puertas del Ayuntamiento para pedir el desahucio de la mujer. Pero el gobierno municipal insiste en que no tiene competencias para intervenir. La Junta tampoco les ha dado una respuesta definitiva.

"No queremos palabras, sino hechos", gritaba Luisa Reina en la concentración vecinal. Su marido, Antonio José Ruiz, interpuso la primera denuncia contra Concepción hace dos años. Desde entonces, ha presentado varias decenas. "Hasta la Policía me ha dicho que está harta de esta señora y que me vaya al Juzgado de Guardia", asegura Antonio José, que está en tratamiento por la tensión que le ha generado el conflicto. "Me pone falsas denuncias, dice que le hemos intentado agredir, ha acosado a mi mujer y mis hijas. Trabajo en un laboratorio y ya hasta tenía problemas porque faltaba mucho para ir a juicios o porque tenía que declarar ante la policía", cuenta. Concepción ha perdido los juicios que se han celebrado hasta ahora.

José Antonio Alonso, de 24 años, es otro de los vecinos que ha abandonado el edificio. Él y su madre se fueron hace dos meses y medio, después de ocho años "de calvario". Concepción le ha acusado de agredirle, de amenazarle, de atarle a la puerta de su casa. Incluso llegó a acusar a su hermano pequeño de abusar sexualmente de su hija cuando ésta tenía 11 años. "Tuvimos que demostrar en el juicio que era falso", recuerda José Antonio. En total, la vecina ha interpuesto 250 denuncias contra José Antonio y su familia. Ellos, 150 contra Concepción y la suya. José Antonio cuenta que decidió irse después de que la conflictiva vecina, su hijo y su yerno irrumpieran en una reunión de comunidad armados con palos y un cuchillo. "Esto va a acabar mal. Unos van a ir a la cárcel y otros al cementerio. Hay sed de venganza y mucha hartura", advierte el joven.

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Este periódico intentó ayer hablar con Concepción, pero ésta se negó a abrir la puerta de su casa y no quiso hacer declaraciones. Desde la ventana, donde ha colgado una cámara web y un micrófono, seguía el ir y venir de periodistas y vecinos.

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