Reportaje:

"Se acabó subir las cuestas andando"

Vecinos, curiosos y turistas prueban el microbús de Lavapiés en su primer día

La mujer anda despistada. "Perdone, ¿es sólo para minusválidos?", pregunta al conductor. "No, señora, para todo el mundo". Asoma la cabeza, la mueve en señal de aprobación y se larga. No es la única. Muchos meten el morro en el nuevo microbús M1 de Lavapiés, pero no suben. A las tres de la tarde, el vehículo aguarda en la cabecera de la calle de Sevilla. Ocupa la mitad de espacio que un autobús tradicional. Es eléctrico. Y apenas hace ruido.

"Ése es el problema, la gente cruza por delante porque no lo oye", dice Fernando, el conductor. A las 15.10 arranca con seis viajeros -caben 25-. E...

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La mujer anda despistada. "Perdone, ¿es sólo para minusválidos?", pregunta al conductor. "No, señora, para todo el mundo". Asoma la cabeza, la mueve en señal de aprobación y se larga. No es la única. Muchos meten el morro en el nuevo microbús M1 de Lavapiés, pero no suben. A las tres de la tarde, el vehículo aguarda en la cabecera de la calle de Sevilla. Ocupa la mitad de espacio que un autobús tradicional. Es eléctrico. Y apenas hace ruido.

"Ése es el problema, la gente cruza por delante porque no lo oye", dice Fernando, el conductor. A las 15.10 arranca con seis viajeros -caben 25-. Enfila despacio la calle del Príncipe. Sube un joven brasileño, Nuno Rezendi (17), encantado de hacer turismo sobre ruedas. Nada que ver con los autobuses "arcaicos" de Río de Janeiro.

Otros lo descartan tras la primera prueba. "Da muchas vueltas", se queja Ángel Cano, de 57 años. Habla con experiencia. Cada día usa el coche desde Villaviciosa a Alcorcón, el cercanías hasta Embajadores y el metro hasta el centro. "Pensaba cambiar metro por minibús, pero tarda demasiado". Mayra García, de 54 años, proclama que el nuevo microbús le ha hecho "feliz" porque subir la calle de Embajadores es como enfrentarse a "una loma empinada" que le deja sin aire. "¡Se acabó subir cuestas!", proclama. Se emociona tanto que olvida tocar la campana hasta dos paradas después. Se consuela pensando que le toca cuesta, sí, pero cuesta abajo.

Uno de los microbuses que ya circulan por Lavapiés.LUIS SEVILLANO
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