Un decálogo contra la "desafección"
Más allá de rechazar que se le mueva la silla desde Madrid, el presidente de la Generalitat acudió ayer a la capital de España con otro mensaje muy claro dirigido a José Luis Rodríguez Zapatero. Montilla presumió de tener la receta para reducir la "desafección" hacia España que él mismo diagnosticó hace unos meses a la sociedad catalana.
Se trata, dijo Montilla, de desarrollar el Estatuto con celeridad. Y advirtió de qué ocurrirá si no se hace así: "Si hubiera una actitud dilatoria con el desarrollo del autogobierno de Cataluña por parte del Gobierno de España, sería un grave problema p...
Más allá de rechazar que se le mueva la silla desde Madrid, el presidente de la Generalitat acudió ayer a la capital de España con otro mensaje muy claro dirigido a José Luis Rodríguez Zapatero. Montilla presumió de tener la receta para reducir la "desafección" hacia España que él mismo diagnosticó hace unos meses a la sociedad catalana.
Se trata, dijo Montilla, de desarrollar el Estatuto con celeridad. Y advirtió de qué ocurrirá si no se hace así: "Si hubiera una actitud dilatoria con el desarrollo del autogobierno de Cataluña por parte del Gobierno de España, sería un grave problema para la estabilidad política".
El presidente de la Generalitat presentó su receta en forma de decálogo. Las 10 medidas emanan, sobre todo, del Estatuto aprobado en 2006. La nueva financiación de Cataluña es el primer objetivo. El presidente de la Generalitat rehusó, en el foro de Europa Press en Madrid, referirse a la propuesta del PSC y del Gobierno catalán para que la nueva financiación de Cataluña signifique la equiparación a los resultados que arroja el concierto económico en el País Vasco y Navarra. Sí recordó que el Estatuto apoyado por el PSOE ya prevé la reforma de la financiación de Cataluña. "Se trata de cumplir lo acordado", dijo.
Los otros puntos del decálogo son la creación del consorcio entre la agencia estatal de Administración tributaria y la Agencia Tributaria de Cataluña, agilizar los traspasos previstos en el Estatuto y dar cumplimiento estricto a la disposición de la carta autonómica que pide para Cataluña una inversión en infraestructuras equivalente a su aportación al PIB nacional.