Sirera contra Álvarez-Cascos

La ley de memoria histórica tiene que ver con lo ocurrido en el siglo XX, así que algunos diputados pueden pasarla por alto al juzgar el XXI. El diputado del PP Daniel Sirera se permite afirmar que si Mariano Rajoy ganara las elecciones, anularía el acuerdo sobre el túnel junto a la Sagrada Familia. Anularía el pacto firmado en 2002 por el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos (PP), con el entonces consejero de Política Territorial, Felip Puig (CiU). En el Consejo de Ministros, junto a Álvarez-Cascos, se sentaba un tal Mariano Rajoy.

Las formaciones que ayer se conjurar...

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La ley de memoria histórica tiene que ver con lo ocurrido en el siglo XX, así que algunos diputados pueden pasarla por alto al juzgar el XXI. El diputado del PP Daniel Sirera se permite afirmar que si Mariano Rajoy ganara las elecciones, anularía el acuerdo sobre el túnel junto a la Sagrada Familia. Anularía el pacto firmado en 2002 por el entonces ministro de Fomento, Francisco Álvarez-Cascos (PP), con el entonces consejero de Política Territorial, Felip Puig (CiU). En el Consejo de Ministros, junto a Álvarez-Cascos, se sentaba un tal Mariano Rajoy.

Las formaciones que ayer se conjuraron para convencer a la humanidad de que los técnicos españoles no saben hacer un túnel urbano no cuestionan otro túnel, el de la línea 9 del metro, que se construye en Barcelona. Si los técnicos son malos y las empresas peores, ¿por qué no rechazar también esa obra que pasa bajo casas y no por la calzada, como el túnel del AVE?

El Ayuntamiento, tercera Administración firmante en 2002, ofreció hace unas semanas a la Sagrada Familia realizar un estudio del subsuelo que despeje las dudas. La respuesta fue negativa. Los dirigentes eclesiales no tienen interés en el asunto.

El consistorio no quería el túnel por el centro de la ciudad. Cedió a la imposición del PP y CiU, partidos que reclaman su derecho a cambiar de opinión y a defender lo contrario de lo que impusieron. Entonces y ahora sus acciones tenían la misma consecuencia: aplazar la obra en detrimento de Barcelona. Queda ERC, partido especialista en ser Gobierno y oposición, en votar una cosa en el Consell Executiu y otra en la calle o en el Parlament. En esta ocasión ha votado lo mismo que en el pleno muncipal de Barcelona ahora que está en la oposición. Cuando estaba en el Gobierno defendía lo contrario.

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