Tribuna:Inversión | CONSULTORIO

Estructurados

En uno de los inicios de ejercicios más bajistas de la historia de la renta variable vuelve a ser muy frecuente la pregunta: ¿qué activo financiero puedo comprar que sea seguro y proteja el capital? La respuesta está en los depósitos bancarios y, desde una perspectiva fiscalmente más eficiente, los fondos monetarios o los de renta fija a corto plazo. La siguiente cuestión es: ¿y qué rentabilidad puedo obtener? Entre un 3% y un 5%. En la actual coyuntura, estas tasas parecen muy atractivas, sobre todo en términos relativos frente al resto de categorías de activos.

Ahora bien, y por difíc...

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En uno de los inicios de ejercicios más bajistas de la historia de la renta variable vuelve a ser muy frecuente la pregunta: ¿qué activo financiero puedo comprar que sea seguro y proteja el capital? La respuesta está en los depósitos bancarios y, desde una perspectiva fiscalmente más eficiente, los fondos monetarios o los de renta fija a corto plazo. La siguiente cuestión es: ¿y qué rentabilidad puedo obtener? Entre un 3% y un 5%. En la actual coyuntura, estas tasas parecen muy atractivas, sobre todo en términos relativos frente al resto de categorías de activos.

Ahora bien, y por difícil de creer que parezca en estos momentos, las cotizaciones bursátiles volverán a subir, de tal forma que en unos meses serán el activo más rentable, precisamente cuando, como respuesta a los previsibles recortes del repo del BCE (por más que Trichet insista en que ésa no es su intención), los tipos estén en niveles entre 50 y 100 puntos básicos por debajo del nivel actual.

Los activos financieros estructurados garantizan el capital y un determinado porcentaje de la revalorización del índice

La cuestión que surge con vistas a futuras decisiones es ¿cómo combinar el potencial de subida de la Bolsa con la seguridad del depósito? Mediante los estructurados, activos financieros que, con un horizonte temporal de entre 6 y 24 meses garantizan el capital, y un determinado porcentaje de la revalorización del índice. Obviamente, la estructura se puede personalizar y orientarla a las perspectivas del inversor.

En momentos como éstos, la ausencia de correlación se revela como clave y difícil de alcanzar, por lo que se demandan activos alternativos como los inmuebles, los fondos monetarios dinámicos, los hedge funds o los estructurados. De todos ellos, descartamos los dos primeros y preferimos el último porque es el único que garantiza capital, un aspecto bien relevante en la actual coyuntura, sobre todo si se tienen posiciones largas en acciones. Si no se puede recurrir a estructuras comercializadas, se pueden replicar a nivel particular mediante la compra y venta de opciones más posiciones largas en fondos muy indexados, como los ETF.

Sebastián Larraza y David Cano son profesores de la Escuela de Finanzas Aplicadas.

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