La ordenanza sobre burdeles entra en vigor esta semana
A los dueños de prostíbulos de Barcelona se les ha acabado el tiempo para adaptar sus instalaciones a la ordenanza municipal que desde 2004 regula este tipo de establecimientos. El próximo 17 de enero finalizará la moratoria de cuatro años que han tenido para cumplir la norma. El Ayuntamiento y los dueños de burdeles acordaron una prórroga de cuatro años para dar un tiempo suficiente a los propietarios a fin de adaptarse a la normativa, tras el rechazo inicial que provocó en el sector.
La Asociación Catalana de Empresas de Clubes de Alterne (ANECA), la patronal que agrupa a los propieta...
A los dueños de prostíbulos de Barcelona se les ha acabado el tiempo para adaptar sus instalaciones a la ordenanza municipal que desde 2004 regula este tipo de establecimientos. El próximo 17 de enero finalizará la moratoria de cuatro años que han tenido para cumplir la norma. El Ayuntamiento y los dueños de burdeles acordaron una prórroga de cuatro años para dar un tiempo suficiente a los propietarios a fin de adaptarse a la normativa, tras el rechazo inicial que provocó en el sector.
La Asociación Catalana de Empresas de Clubes de Alterne (ANECA), la patronal que agrupa a los propietarios de prostíbulos, consideró a mediados de diciembre que la ordenanza es "imposible" de cumplir en varios de sus puntos. Por ello, solicitaron al consistorio que promulgase una "amnistía", algo que fue rechazado por el Ayuntamiento de Barcelona.
Entre los puntos criticados por ANECA, figura la prohibición de tener locales contiguos a viviendas, a menos de 200 metros de cualquier otro prostíbulo o cercanos a lugares a los que acudan habitualmente menores. Según las empresas, estos requisitos suponen un "cierre encubierto" de los locales.
Contra estos artículos ANECA ya recurrió al Tribunal Superior de Justicia de Cataluña (TSJC), que dio la razón al Ayuntamiento en casi todos los puntos. Ahora, ANECA ha interpuesto un recurso de casación ante el Tribunal Supremo. La asociación advierte de que si los locales son cerrados, sus prostitutas se "buscarán la vida" en la calle o en pisos clandestinos.