Una encuesta revela el bajo nivel de lectura del profesorado universitario

Si los Reyes Magos han dejado la pasada noche a un profesor universitario andaluz un libro que no tenga que ver con su estricto campo de investigación, es bastante probable que el volumen acabe por acumular polvo. Uno de cada tres docentes e investigadores universitarios andaluces, en teoría parte de la élite intelectual de la región, leen muy esporádicamente o simplemente desechan los libros no profesionales.

Según la encuesta de Usos, hábitos y demandas culturales de los profesores e investigadores universitarios andaluces, elaborada por las diez universidades públicas de la co...

Si los Reyes Magos han dejado la pasada noche a un profesor universitario andaluz un libro que no tenga que ver con su estricto campo de investigación, es bastante probable que el volumen acabe por acumular polvo. Uno de cada tres docentes e investigadores universitarios andaluces, en teoría parte de la élite intelectual de la región, leen muy esporádicamente o simplemente desechan los libros no profesionales.

Según la encuesta de Usos, hábitos y demandas culturales de los profesores e investigadores universitarios andaluces, elaborada por las diez universidades públicas de la comunidad, el 10,8% de aquéllos sólo lee libros no profesionales los fines de semana, un 8% lo hace una vez al mes y el 10,7%, menos de una vez al mes, casi nunca o nunca. Además, un 10% de los encuestados no lee con frecuencia mayor de una vez por semana ni siquiera libros de su rama de conocimiento. Para los que quieran mojar el roscón en un vaso medio lleno hay un dato: el 44,8% del personal lee libros no profesionales a diario, porcentaje que se eleva al 63% cuando se habla de volúmenes profesionales. Estas frecuencias de lectura llevan a un promedio de 12,5 libros profesionales y 9,65 libros no profesionales al año, según el estudio.

La lectura de prensa también resulta baja: sólo seis de cada diez profesores lee a diario el periódico. El 27% lo hace cada semana. El periódico más leído es EL PAÍS, sobre todo entre los jóvenes, seguido de la prensa local, El Mundo, la prensa gratuita y Abc. Estas "bajas" cifras de lectura de prensa no sorprenden a Manuel Pérez Yruela, director del Instituto de Estudios Sociales de Andalucía: "No me extrañan, conociendo el nivel cultural medio de los profesores", afirma.

La encuesta, realizada a 2.855 docentes e investigadores, ofrece también pistas sobre sus gustos literarios. Mientras que el personal de más edad, a partir de 50 años, se inclina por el ensayo y la litaratura española, los más jóvenes (21-29 años) se decantan por los best-sellers y los adultos-jóvenes (30-49 años) optan por la literatura extranjera.

El uso de las bibliotecas universitarias corre parejo al de la lectura de los libros. Según José Fernando Troyano, sociólogo de la Universidad de Málaga encargado de compilar los datos de toda Andalucía, "quizá el dato más destacado sea la falta de uso de un 14,6% de los encuestados. Si a los anteriores se suman el 20,2% que acuden menos de una vez al mes, más de un tercio del profesorado abre un difícil interrogante". Estos porcentajes se acentúan en el caso de las ciencias de la salud, ciencias experimentales y las ciencias técnicas. Para el catedrático de Sociología de la Universidad de Salamanca y experto en educación Mariano Fernández Enguita, en este dato de las bibliotecas "puede haber un equívoco": "Una buena parte de las lecturas de los profesores se adquieren personalmente, o para el departamento, o se leen en línea en el despacho y en casa", sostiene.

Enguita piensa que los datos de la encuesta no merecen una interpretación alarmista. "Por un lado, es obvio, sin necesidad de encuestas, que en la Universidad española se puede sobrevivir sin leer, sobre todo una vez que uno ya está instalado, si bien al precio de no progresar, pero creo que eso es infrecuente. Lo que me parece, sobre todo, es que hay un error en la identificación de la lectura con la lectura de libros", sostiene.