La Guardia Urbana multa a 174 hinchas del Stuttgart por beber en la calle

El Ayuntamiento de Barcelona activa un plan tras el fiasco del Rangers

La imagen era insultante: hinchas del Glasgow Rangers fotografiándose alegremente con agentes de la Guardia Urbana, impasibles ante la infame invasión. Más de 20.000 aficionados del equipo escocés tomaron hace un mes el centro de Barcelona orinando y bebiendo en las calles y sembrando éstas de cascos de cerveza.

El Ayuntamiento se lavó las manos y lo pagó caro: primero, recibió las críticas feroces de los vecinos, y poco después el alcalde fue reprobado por la oposición. El equipo de gobierno parece que ha aprendido la lección y el vandalismo del Rangers no se repetirá. El Consistorio h...

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La imagen era insultante: hinchas del Glasgow Rangers fotografiándose alegremente con agentes de la Guardia Urbana, impasibles ante la infame invasión. Más de 20.000 aficionados del equipo escocés tomaron hace un mes el centro de Barcelona orinando y bebiendo en las calles y sembrando éstas de cascos de cerveza.

El Ayuntamiento se lavó las manos y lo pagó caro: primero, recibió las críticas feroces de los vecinos, y poco después el alcalde fue reprobado por la oposición. El equipo de gobierno parece que ha aprendido la lección y el vandalismo del Rangers no se repetirá. El Consistorio ha aplicado esta semana un plan para contener a los 6.000 aficionados del Stuttgart, que jugó el miércoles en el Camp Nou, y multó a 174, en su inmensa mayoría por beber en la calle y a alguno por orinar en la misma.

Los agentes recibieron la orden de no hacer distingos y aplicaron a los alemanes la misma ordenanza sobre civismo que afecta a los barceloneses, quienes, por ejemplo, este año han acumulado 8.000 sanciones por orinar en la calle. Las sanciones por consumir alcohol en la vía pública ascienden a entre 30 y 100 euros -1.500 en casos extremos como los de los escoceses-. 57 de esas multas fueron cobradas de inmediato por los agentes a los alemanes, ya fuera en efectivo o a través de tarjetas de crédito, y el resto se remitirá a los hoteles donde estaban hospedados los afectados. Seguramente, ya están en Alemania y ahora se seguirá el curso habitual: intentar localizarlos a través del consulado.

El Consistorio, tras coordinarse con el Barça y la UEFA, activó un plan de prevención con mayor presencia policial y la habilitación de urinarios públicos. Las medidas fueron básicamente informativas: se editaron 12.000 folletos en alemán donde se advertía a los aficionados de la existencia de la ordenanza municipal. La misma información se colgó en la página web del Stuttgart y se distribuyeron además 800 carteles en bares y comercios para que colaboraran con el Ayuntamiento y controlaran la venta indiscriminada de alcohol.

El programa se repetirá en el próximo partido europeo del Barça en la Champions, que se disputará en marzo. "No queremos que se repita la imagen del Glasgow", dijo la concejal de Seguridad y Vía Pública, Assumpta Escarp, satisfecha por el resultado de esta primera experiencia con el Stuttgart. Pero la realidad es que la afición escocesa, ya sea del Rangers o del Celtic, es única. Curiosamente, en Glasgow no se puede salir de un bar con una copa en la mano y está prohibido fumar tanto en los estadios de los dos clubes como en los hoteles, donde la sanción por encender un cigarrillo puede ascender a 3.000 libras. El Celtic puede cruzarse con el Barça en la próxima ronda. El Ayuntamiento está pendiente del sorteo de la Champions, que se celebrará dentro de una semana para preparar el dispositivo.

El debate de La Rambla

La Asociación de Amigos, Vecinos y Comerciantes de La Rambla presentó ayer un estudio que sostiene que el 58% de quienes visitan el emblemático paseo de Barcelona son extrajeros; el 21%, barceloneses; el 11%, ciudadanos del resto de Cataluña, y el 10%, del resto de España. La Rambla recibe al año 78 millones de visitas y Ramon Llamazares, presidente de la asociación, subrayó que 33 millones de ellas corresponden a catalanes y ciudadanos del resto de España, para relativizar la presión turística que sufre el paseo. "Estamos en el mejor momento de nuestra historia", dijo.

No todo el mundo lo ve así. "No sé si estoy dispuesta a que La Rambla, como espacio público, sea sólo para los turistas", dijo ayer la concejal de Ciutat Vella, Itziar González, en Catalunya Ràdio. La edil quiere dignificar el paseo y señaló que la expectativa de negocio de éste es tan grande que en lugar de aumentar la calidad "la mayoría de negocios delinquen, ya sea con la venta de material falsificado en las tiendas de recuerdos o con trabajadores en situación irregular. Intentaré reorientarlos negociando: o lo cierro de golpe o les hago una propuesta de reconversión económica".

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