LA CALLE | Restaurantes

Klein

Escondido entre las paredes del edificio Fórum, cubo Rubik urbano del color de la polución diseñado por los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, encontramos el restaurante Klein, propuesta culinaria comandada por Agustí Comabella, un chef que tiene aquello que tienen la mayoría de los buenos cocineros: uno conversa con ellos, pero en los silencios se nota que están en otro mundo, erre que erre con la alquimia de la cocina. Si existe una particularidad en este cocinero curtido en muchos frentes, es la pasión por la fusión entre Oriente y Occidente, pasión descubierta durante su époc...

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Escondido entre las paredes del edificio Fórum, cubo Rubik urbano del color de la polución diseñado por los suizos Jacques Herzog y Pierre de Meuron, encontramos el restaurante Klein, propuesta culinaria comandada por Agustí Comabella, un chef que tiene aquello que tienen la mayoría de los buenos cocineros: uno conversa con ellos, pero en los silencios se nota que están en otro mundo, erre que erre con la alquimia de la cocina. Si existe una particularidad en este cocinero curtido en muchos frentes, es la pasión por la fusión entre Oriente y Occidente, pasión descubierta durante su época de chef en el restaurante Bambú de Miami, local propiedad de Cameron Díaz. Díganme con sinceridad si es posible mejor fusión que la actriz americana. Star system aparte, en la cocina de Comabella es posible encontrar norte y sur, mar y montaña, el cielo y la tierra.

El mar tiene un protagonismo esencial en su cocina. Lo dice él y lo certifica la carta. Peces y crustáceos dominan la oferta, pero platos como la crêpe de pato, pera y foie gras fresco con reducción de cítricos y miel, acompañada de un magnífico vino de Alsacia, demuestran que Comabella domina los paisajes de horizontes alejados de las mareas. Hoy, por ejemplo, el arroz de setas con trufa era de aletear felizmente las pestañas.

Vayan al Klein. En esa isla verde situada en medio de un páramo de cristal, hierro y cemento se come bien. A los lejos se divisa la línea del Mediterráneo. Con el sabor del coulant en frío con fruta de la pasión grabado en el paladar, uno se acuerda de las primeras notas pianísticas de la canción Vinyes verdes vora el mar. Ya mar adentro y con el estómago dispuesto a empezar una digna digestión, se puede intentar seguir la estela de un barco e imaginar que florece la voz de Trenet cantando: "La mer qu'on voit danser les long des golfes clairs a des reflets d'argent, la mer".

- Lo más: su suquet de rape y almejas con picada de chocolate.

- Lo menos: el decorado de película futurista con tintes melodramáticos que rodea el Klein. Herzog y De Meuron olvidaron que en la vida, por lo menos, es necesario plantar un árbol.

- Dirección: Restaurante Klein. Edificio Fórum, Rambla de Prim 24, teléfono 93 356 30 88

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danielvazquezsalles@hotmail.com

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