Tribuna:

El declive del imperio americano

Hace seis años justos que la economía norteamericana inició el fuerte proceso de expansión que ha llevado a que el mundo actual se parezca tan poco al que conocíamos entonces y tanto al de hace 30 años que hasta un término obsoleto como "petrodólares" ha vuelto a entrar en circulación.

Entre los cambios más llamativos está el peso financiero que han adquirido China y los países productores de petróleo gracias a la acumulación de enormes reservas de divisas que, si en el caso de China alcanzan el equivalente a un billón y medio de dólares (toda Asia junta, tres billones) en el de los pet...

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Hace seis años justos que la economía norteamericana inició el fuerte proceso de expansión que ha llevado a que el mundo actual se parezca tan poco al que conocíamos entonces y tanto al de hace 30 años que hasta un término obsoleto como "petrodólares" ha vuelto a entrar en circulación.

Entre los cambios más llamativos está el peso financiero que han adquirido China y los países productores de petróleo gracias a la acumulación de enormes reservas de divisas que, si en el caso de China alcanzan el equivalente a un billón y medio de dólares (toda Asia junta, tres billones) en el de los petrodólares podría estar cercano a los cuatro billones.

Una riqueza tan inmensa confiere a los que la gestionan un poder excepcional, lo mismo cuando anuncian sus propósitos de convertirla parcialmente en euros que cuando organismos públicos de China, Rusia, Oriente Próximo o Noruega compran acciones de empresas emblemáticas norteamericanas y europeas.

La economía norteamericana, en este momento, podría estar rozando la recesión con una probabilidad del 70%

¿Por qué mezclar a Noruega en todo esto? Porque la actuación de Noruega, también exportador de petróleo, es el ejemplo que están siguiendo muchos de estos países con una enorme acumulación de reservas de divisas: pensando en el futuro en general y en el pago de las pensiones en particular, Noruega inició la constitución de lo que ahora se llaman "fondos soberanos", que no son otra cosa, dicho en términos muy generales, que lo que en España es el Fondo de Reserva de la Seguridad Social. Sólo que en su caso alimentado por la enorme riqueza que les afluye gracias a las exportaciones (el más importante es el de los Emiratos Árabes Unidos, que alcanza ya los 625.000 millones de dólares, seguido del de Noruega, con 322.000 millones).

¿Va a dar origen esta situación a una reacción proteccionista por parte de los Gobiernos occidentales en lo que a la compra de empresas se refiere? Aunque ya se ha dado algún caso, por ahora no lo parece, si bien la desaceleración de las economías podría terminar provocando una reacción de ese tipo.

Sin embargo, lo más probable es que los derroteros sean otros. Los fondos soberanos no son más que una de las vías actuales para reciclar los petrodólares o el exceso de reservas que acumulan los países que, como China, tienen un fuerte superávit comercial. Pero el futuro de esa riqueza ingente no está ni mucho menos garantizado. No hay más que pensar en que, a escala, ya hubo una acumulación comparable de riqueza durante los años setenta gracias a las subidas del precio del petróleo de 1973 y de 1979. Entonces, el reciclado de los petrodólares se realizó fundamentalmente a través de los bancos europeos y norteamericanos y los subsiguientes préstamos a los países latinoamericanos. El impago de estos préstamos terminó con la destrucción de esa riqueza en parte (o con su redistribución). Ahora, la pérdida de valor de los activos (caída de las bolsas, bajada del precio de los inmuebles, pérdidas en los préstamos hipotecarios, etcétera), que ya se ha iniciado, y que se acentuará con una eventual recesión de la economía norteamericana, podría provocar un final muy parecido para parte de esa riqueza.

Otros factores que entonces contribuyeron a la acumulación de las pérdidas fueron las inversiones desafortunadas fruto tanto de la subida del precio del oro y su súbita caída después, como del desplome y posterior recuperación de la cotización del dólar.

Al igual que ahora hace China, también Japón, ayudado por su superávit comercial, compró en los años ochenta empresas norteamericanas emblemáticas, justo antes de iniciar una travesía del desierto económico que aún no ha terminado.

Todo va a depender del ritmo que adquiera la desaceleración de la economía norteamericana que, en este momento, podría estar rozando la recesión con una probabilidad del 70%. De esa recesión Estados Unidos saldrá fortalecido y el dólar también (¡no habrá petroeuros por ahora!). Aunque antes tengan que pasar ambos por el purgatorio de un ajuste que dará mucho que hablar en los próximos meses en artículos con este mismo encabezamiento: el declive del imperio americano.

Juan Ignacio Crespo es director europeo en Reuters Gestión de Activos.

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