LA CALLE | Restaurantes

ICHO bcn

Una lluvia de estrellas Michelín ha caído sobre Tokio, ahora, según los expertos, convertida en la capital culinaria del mundo y desde la cual resplandece con luz propia la gran Ruscalleda. Mientras, en Barcelona, la cocina japonesa adoctrina día a día, con más pujanza, los estómagos de los ciudadanos con la procreación de restaurantes que imparten la ley y el orden gastronómico del país de los soles nacientes y ponientes. Esta proliferación ha venido acompañada, a menudo, de vulgaridades que han creado pánico y estupor entre los peces orondos que surcan los mares. Nada extraño con tanto chino...

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Una lluvia de estrellas Michelín ha caído sobre Tokio, ahora, según los expertos, convertida en la capital culinaria del mundo y desde la cual resplandece con luz propia la gran Ruscalleda. Mientras, en Barcelona, la cocina japonesa adoctrina día a día, con más pujanza, los estómagos de los ciudadanos con la procreación de restaurantes que imparten la ley y el orden gastronómico del país de los soles nacientes y ponientes. Esta proliferación ha venido acompañada, a menudo, de vulgaridades que han creado pánico y estupor entre los peces orondos que surcan los mares. Nada extraño con tanto chino travestido de japonés, o tanto elemento fashion que busca en lo japonés el tono zen que aporte calma a sus estómagos prêt à porter.

Por esta razón, se agradece la aparición del ICHObcn, el nuevo restaurante de Anna Saura que reivindica, de la mano de su chef Yukishiro Shidara, TAN, la cocina de orfebre de los grandes Kokkus y la policromía, pongamos, de una película de Kurosawa. Tartar de vieira con yuzu y huevas de bacalao, Arroz de cangrejo real y yoshino-an, Tartar de atún con crema de tofu al wasabi y pesto de rúcula o pichón, albaricoque, celei y kimo-shouyu. Se adivina, en estos platos, una oferta pasada ligeramente por el tamiz de los gustos catalanes, mediterráneos, quizá ibéricos. La sapiencia de Guillem Vicente, jefe de sala, director y hacedor de magníficos saques, vinos y cavas, es la especia definitiva, el toque de canela que hace, junto a TAN, que este restaurante sea distinto del resto de locales japoneses de la ciudad. El cerdo confitado con crema de calabaza japonesa y emulsión de tomillo, baba y mango, es la prueba de una armonía perfecta entre Oriente y Occidente.

- Lo más: Onsen tamago o kuzuatge de cangrejo de cáscara blanda, cangrejo que se come con un caldo suavizado con un huevo cocido a baja temperatura.

- Lo menos: buscar en la carta los típicos platos a los que nos tienen acostumbrados los billones de restaurantes japoneses de la galaxia.

- Dirección: ICHO bcn C/Déu i Mata 69-95 Tel.: 93 444 33 70

danielvazquezsalles@hotmail.com

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