Rebelión silenciosa de las mujeres contra la discriminación en las leyes

La tarjeta es muy gráfica. Una mujer que abraza una casa se encuentra en el centro de una diana y la leyenda: "No a las políticas que apoyan el hundimiento de la familia". Con ella, las mujeres iraníes quieren evitar que el Parlamento apruebe una ley que eliminaría la necesidad de que el marido pida permiso a la primera esposa para contraer sucesivos matrimonios (el islam le permite hasta cuatro simultáneos). "Sólo tiene que firmarla y echarla al buzón", explica la joven activista que entrega la tarjeta junto a un sobre franqueado dirigido a la diputada Eftekhari. La campaña es otro ejemplo má...

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La tarjeta es muy gráfica. Una mujer que abraza una casa se encuentra en el centro de una diana y la leyenda: "No a las políticas que apoyan el hundimiento de la familia". Con ella, las mujeres iraníes quieren evitar que el Parlamento apruebe una ley que eliminaría la necesidad de que el marido pida permiso a la primera esposa para contraer sucesivos matrimonios (el islam le permite hasta cuatro simultáneos). "Sólo tiene que firmarla y echarla al buzón", explica la joven activista que entrega la tarjeta junto a un sobre franqueado dirigido a la diputada Eftekhari. La campaña es otro ejemplo más de la revolución silenciosa que las feministas iraníes, el principal pilar de la sociedad civil de este país, están llevando a cabo contra la discriminación legal de las mujeres desde dentro del sistema islámico. "La mujer no existe en el sistema jurídico iraní", explica la activista.

No hay anuncios públicos, ni alharacas. Tampoco líderes visibles. Es un trabajo de hormiguitas. Como la recogida de un millón de firmas por la reforma de las leyes discriminatorias, que apadrina la Nobel de la Paz Shirín Ebadí. Se trata de presionar sin hacer que el régimen se sienta amenazado. Aun así, es una tarea arriesgada. Varias participantes en la campaña del millón de firmas han sido detenidas cuando recogían apoyos en la calle. Sus casos van a los tribunales revolucionarios donde los abogados defensores tienen muy limitadas sus atribuciones. "El Gobierno tiene miedo de este movimiento y lo ha declarado contrario a la seguridad nacional", explica Nasrin Sotudeh, letrada de varias de las detenidas.

En cualquier caso, alguien parece estar tomando nota. El pasado verano, en la página web del líder supremo, ayatolá Alí Jamenei, se mencionaba la necesidad de realizar cambios legales para mejorar la situación de la mujer. Aún no se han anunciado cuáles.

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