La plantilla de Budelpack se encierra y retiene a dos directivos

Los 91 trabajadores de la fábrica Budelpack de Sant Just Desvern protagonizaron ayer un encierro de ocho horas para reclamar el cobro del sueldo correspondiente al mes de agosto. La plantilla se enarboló cuando la empresa, que tramita el cese de la producción, envió al liquidador concursal y otro directivo de la multinacional holandesa. Intimidados por las protestas, no pudieron salir hasta las 16.00 horas escoltados por los Mossos d'Esquadra.

La empresa presentó el 20 de julio un expediente de regulación de empleo (ERE) que prevé el cierre de la fábrica, dedicada a la producción de env...

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Los 91 trabajadores de la fábrica Budelpack de Sant Just Desvern protagonizaron ayer un encierro de ocho horas para reclamar el cobro del sueldo correspondiente al mes de agosto. La plantilla se enarboló cuando la empresa, que tramita el cese de la producción, envió al liquidador concursal y otro directivo de la multinacional holandesa. Intimidados por las protestas, no pudieron salir hasta las 16.00 horas escoltados por los Mossos d'Esquadra.

La empresa presentó el 20 de julio un expediente de regulación de empleo (ERE) que prevé el cierre de la fábrica, dedicada a la producción de envases para productos de higiene personal para clientes como Sanex, Dove y Palmolive. La compañía ofreció indemnizaciones de unos 20 días por año trabajado, el mínimo que contempla la ley. Pero la Generalitat denegó el martes el ERE al considerar que no estaban suficientemente justificados los motivos del cierre.

Los trabajadores volvieron de las vacaciones sin haber percibido la nómina del mes pasado. El ambiente estaba ya muy caldeado cuando el responsable de liquidar los bienes, Hermann Zurloher, llegó ayer a las 8.00 a la fábrica de Sant Just. El casi centenar de trabajadores se reunieron en asamblea y acordaron no moverse del lugar hasta que Zurloher accediera a pagarles.

Estuvieron cerca del acuerdo, pero finalmente éste se rompió. La empresa propuso vender el material de la fábrica y pagar a la plantilla los meses de agosto y septiembre. Pero en el momento de rubricar el documento los sindicatos recelaron al ver por escrito que la venta se debería realizar este mismo viernes, incluso antes de poder ver hecho efectivo el salario en sus cuentas corrientes.

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