Reportaje:

"¿Es que hay jueces sin creencias?"

El polémico magistrado Fernando Ferrín se siente discriminado

A Fernando Ferrín Calamita no le gustan las familias homosexuales. No le parecen "normales". Por eso ha otorgado la custodia de unas niñas a su padre argumentando que la madre es lesbiana y por eso también está intentando impedir que una mujer adopte a la hija de su esposa. En ambos casos ha sido recusado. Los abogados intentan apartarlo de estos procedimientos porque entienden que deja de aplicar la ley movido por sus creencias religiosas -es católico y lector habitual del fundador del Opus Dei- . Pero él se siente discriminado. Asegura en uno de sus escritos que recusarlo es "sectario y disc...

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A Fernando Ferrín Calamita no le gustan las familias homosexuales. No le parecen "normales". Por eso ha otorgado la custodia de unas niñas a su padre argumentando que la madre es lesbiana y por eso también está intentando impedir que una mujer adopte a la hija de su esposa. En ambos casos ha sido recusado. Los abogados intentan apartarlo de estos procedimientos porque entienden que deja de aplicar la ley movido por sus creencias religiosas -es católico y lector habitual del fundador del Opus Dei- . Pero él se siente discriminado. Asegura en uno de sus escritos que recusarlo es "sectario y discriminatorio" e incluso inconstitucional. Y califica de "pueril" el motivo aducido.

"Yo me pregunto, ¿hay algún juez que no tenga sus ideas o creencias propias? Ninguno ¿Es que profesar determinadas ideas o creencias inhabilita a un juez para ejercer su profesión? ¿Es que no puede un juez español ser budista, musulmán, protestante, católico, etcétera?" indica Ferrín en su providencia, relativa a la recusación por el caso de la custodia. Y él mismo se responde: "El juez sólo está sujeto al imperio de la ley, y eso llevo haciendo desde hace ya bastante tiempo. Yo soy totalmente imparcial". Pero los que lo han recusado lo único que piden es, precisamente, que se apliquen las leyes.

El escrito del magistrado -actualmente de baja- denota una absoluta indignación. Arremete contra el abogado de la madre y califica la recusación como de "maniobra torticera y aberrante" y "falta de toda ética y escrúpulo". Termina diciendo que si le apartan del asunto, por él "mejor", ya que le provocaría "menos quebraderos de cabeza". Pero, si no lo hacen, dice que la mujer tendrá que designar un nuevo letrado, a pesar de que no existe ley alguna que estipule que si una recusación no sale adelante el abogado tenga que renunciar. Otra interpretación legal sui generis del magistrado.

El juez Ferrín está enfadado. No entiende la recusación y ha paralizado varios procedimientos en los que interviene el abogado que la ha presentado. Se quiere abstener por "enemistad manifiesta" con el letrado e insiste en sus argumentos de defensa. "¿Mis creencias me impiden ejercer mi profesión? En absoluto. Al contrario. ¿Dónde está el derecho constitucional de igualdad ante la ley sin discriminación por razón de creencias?", se pregunta Ferrín. Parece tener muy presente el artículo 14 de la Constitución, que consagra el principio de igualdad ante la ley, pero no tanto la parte que prohíbe la discriminación por razón de la orientación sexual.

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