Análisis:A LA PARRILLA

Silvia, el otro factor X

Si los éxitos fueran programables ya no tendrían gracia. En Factor X (Cuatro), se podía apostar sobre quién tendría este enigmático componente de sintonía con un público. Pero difícilmente podía pronosticarse que una concursante apeada en el casting consiguiera la notoriedad que ha logrado Silvia Padilla con su Ponte el cinturón. Uno de los vídeos está rozando el millón de visitas en YouTube. En el origen, está un desdichado intento de cantar un tema insólito y sincopado. A partir de ahí, los foros empiezan a llenarse intentando aclarar si la artista era una bromista u otr...

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Si los éxitos fueran programables ya no tendrían gracia. En Factor X (Cuatro), se podía apostar sobre quién tendría este enigmático componente de sintonía con un público. Pero difícilmente podía pronosticarse que una concursante apeada en el casting consiguiera la notoriedad que ha logrado Silvia Padilla con su Ponte el cinturón. Uno de los vídeos está rozando el millón de visitas en YouTube. En el origen, está un desdichado intento de cantar un tema insólito y sincopado. A partir de ahí, los foros empiezan a llenarse intentando aclarar si la artista era una bromista u otra cosa. El encanto friki de la experiencia ha movido a otros a versionar el tema en una multiplicación guasona de lo mostrenco.

Atentos a un impacto que puede tener la dimensión que tuvo El Koala; Cuatro ya ha organizado un concurso de vídeos versionistas, ha invitado a la pista de Factor X a Silvia y ha incluido el tema en un CD antológico del programa. Debe ser la primera vez que se rescata a alguien de la demolición de los castings. En los vídeos-secuela hay versiones corales, solistas que empeoran, si cabe, las entonaciones originales, etcétera. En los blogs hay hermenéutica desconcertante sobre el alcance de la letra (uno sostiene que la canción cobija un mensaje antiabortista), reciclajes (un vídeo la aplica a un spot de la DGT), fans entusiastas, repudios tronantes... Hay quien canta Ponte el cinturón como jugando con socarronería al cutrerío y quien no hace otra cosa que pasar el rato. ¿Dónde está la gracia? A lo mejor en un inesperado factor X.

Ayer, estreno de concurso en TVE, El negociador. Javier Capitán tiene el difícil encargo de dar amenidad a una subasta con sobres en los que el concursante ignora la cuantía de dinero que albergan. Se parece al ya conocido de las maletas con algunas diferencias: el espectador conoce las cantidades que hay en cada sobre y durante el programa los euros están obscenamente a la vista para los cambalaches. Modesto en las cantidades jugadas y en todo lo demás.

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