Columna

Uniformes y exquisitez

Esta semana se ha encendido en Coslada una chispa que puede propagarse de inmediato a toda España. El colegio público Agapito Marazuela ha resuelto implantar el uniforme para sus alumnos a partir de septiembre. Algunos padres han recibido la medida con indignación; otros la ven razonable para poner orden en el gallinero de los centros docentes, repletos, al parecer, de gallitos que impiden el normal desarrollo de las labores escolares. La medida conecta con el Defensor del Pueblo, quien pide que sea obligatorio tratar de usted a los profesores en todo el territorio nacional. Por algo habrá que...

Suscríbete para seguir leyendo

Lee sin límites

Esta semana se ha encendido en Coslada una chispa que puede propagarse de inmediato a toda España. El colegio público Agapito Marazuela ha resuelto implantar el uniforme para sus alumnos a partir de septiembre. Algunos padres han recibido la medida con indignación; otros la ven razonable para poner orden en el gallinero de los centros docentes, repletos, al parecer, de gallitos que impiden el normal desarrollo de las labores escolares. La medida conecta con el Defensor del Pueblo, quien pide que sea obligatorio tratar de usted a los profesores en todo el territorio nacional. Por algo habrá que empezar, dicen. Hay quien opina que ya es tarde para chapuzas porque se precisa con urgencia una revolución en el sistema educativo español.

No se conoce la opinión de los alumnos afectados, pero es seguro que en septiembre habrá movida a la entrada de clase. Los niños obedecerán con reparos, pero los adolescentes de ambos sexos van a poner el grito en el cielo. La ropa, sobretodo la de marca, se ha convertido para ellos en objeto de culto. Les gusta ir a clase marcando la diferencia con el resto del corral. Hay chicas que entran a matemáticas vestidas de panteras, el ombligo al aire y ostentosas zapatillas deportivas; chicos que irrumpen en pantalón caguero y el culo casi a la intemperie. No se sabe si la citada norma incluye peinado, pendientes o tatuajes, que ésa es otra. ¿Irán uniformados los profesores para dar ejemplo? ¿Estarán obligados a tratar de usted a las criaturas? En fin, un lío. Habrá que ver por dónde suena la flauta, o la dulzaina del Agapito Marazuela.

En Madrid, casi todos los días del año suena la flauta; el caso es dar con ella. Esta noche, por ejemplo, se despide en el teatro Bellas Artes, tras 10 días de aforo completo, el espectáculo Comicapela, exquisitez artística del grupo aragonés "b vocal". Cinco cantantes, sin instrumento alguno, suenan a quinteto de jazz, delirios de castratti, Elvis Presley, Los Panchos o lo que se ponga por delante. Voces perfectas, humor omnipresente. Ganaron el Festival Internacional de Gaz (Austria). En octubre van al Festival Internacional de Grupos Vocales de Taiwan. Que vuelvan a Madrid.

Lo que más afecta es lo que sucede más cerca. Para no perderte nada, suscríbete.
SIGUE LEYENDO

Archivado En