Análisis:CÁMARA OCULTA

Woody, en los altares

Woody Allen dijo ser lo suficientemente feo y bajo como para triunfar por sí mismo, pero en España no le creyeron y han decidido echarle una mano. Hasta la ministra Carmen Calvo se fue a Barcelona para fotografiarse junto al director neoyorquino cuando éste anunciaba el comienzo, el próximo lunes, de su 38º largometraje como director. Y varios consellers se pusieron sus mejores trajes para dar igualmente la bienvenida con foto a ese hombre bajito y feo, al que no cesan de dar homenajes y parabienes por haber elegido España para el rodaje de su nueva película. Se preguntaba con chufla Ra...

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Woody Allen dijo ser lo suficientemente feo y bajo como para triunfar por sí mismo, pero en España no le creyeron y han decidido echarle una mano. Hasta la ministra Carmen Calvo se fue a Barcelona para fotografiarse junto al director neoyorquino cuando éste anunciaba el comienzo, el próximo lunes, de su 38º largometraje como director. Y varios consellers se pusieron sus mejores trajes para dar igualmente la bienvenida con foto a ese hombre bajito y feo, al que no cesan de dar homenajes y parabienes por haber elegido España para el rodaje de su nueva película. Se preguntaba con chufla Ramón de España en El Periódico de Barcelona qué disculpa tendría el Rey para no haber acudido al acto, así como otros sobresalientes mandos religiosos y militares: tal fue el surreal sarao que montaron las autoridades culturales.

No sabe el pobre Woody en la que se ha metido. Si a este hombrecito le gusta trabajar con discreción, huyendo de fotógrafos y de periodistas, en esta España de políticos que buscan notoriedad y de ansiosos paparazzi de verano, puede tenerlo crudo, ya que piensa rodar nada menos que en las Ramblas y en el popular mercado de la Boquería... A fin de cuentas, buena parte del dinero es catalán y así debe quedar justificado en Midnight in Barcelona, que es como de momento parece que va a llamarse la película. Los políticos han dado el pistoletazo de salida con su alharaca paleta. "Yo no quiero alcanzar la inmortalidad mediante mi trabajo, sino simplemente no muriendo", confiesa el santo Woody, pero no quieren oírle, como él a su vez tampoco estuvo dispuesto a escuchar la traducción de los discursos que le dedicaron la ministra con su abanico y los consellers con sus trajes impecables. Allen cree, con humor, que "la vocación del político de carrera es hacer de cada solución un problema", así que no les dedica tiempo. Ni se enteró cuando la ministra decía en su discurso que él "hace filosofía con su cine" y que "muestra lo imperfectos que somos todos".

Elvira Lindo explicaba en este periódico, cuando andaba fascinada con Nueva York, que se sorprendía de ver a famosos cruzar las calles sin que nadie les hiciera especial caso. Aquí, sin embargo, se nos hace el culo azucarillo. Cuando Antonio Banderas regresó a España para presentar su Zorro, otra ministra de Cultura, Esperanza Aguirre, se desvivía por una foto con el actor, pero sin testigos, lo que no era fácil de conseguir. Uno de sus ayudantes pronunció la orden: "Si Dios separó las aguas del Jordán, ¿cómo no va a ser fácil algo así?". Y la ministra, claro, tuvo su foto. Laicos o creyentes, acabamos siendo de pueblo.

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