MIRADOR

Pieza para Berlusconi

La productora de televisión Endemol estará siempre asociada a la época del primer gobierno de José María Aznar. en la que su amigo de pupitre y presidente de Telefónica, Juan Villalonga, quiso construir un emporio de comunicación a la mayor gloria del presidente del Gobierno con el inagotable cash flow de la empresa de comunicaciones. Estará asociada también a la exorbitante cantidad que Villalonga pagó por ella -5.500 millones de euros- y al éxito del programa Gran Hermano. Telefónica ha vendido el 75% de Endemol a un consorcio formado por Mediaset y Tele 5, dos grupos de Silvio...

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La productora de televisión Endemol estará siempre asociada a la época del primer gobierno de José María Aznar. en la que su amigo de pupitre y presidente de Telefónica, Juan Villalonga, quiso construir un emporio de comunicación a la mayor gloria del presidente del Gobierno con el inagotable cash flow de la empresa de comunicaciones. Estará asociada también a la exorbitante cantidad que Villalonga pagó por ella -5.500 millones de euros- y al éxito del programa Gran Hermano. Telefónica ha vendido el 75% de Endemol a un consorcio formado por Mediaset y Tele 5, dos grupos de Silvio Berlusconi, el cofundador de Endemol John de Mol y Goldman Sachs. El precio que cobrará Telefónica es de 2.629 millones de euros.

Es posible interpretar la operación como un intercambio en el que todos ganan. Berlusconi gana poder en la producción televisiva y refuerza sus objetivos estratégicos. Es decir, que es un poco más poderoso para la competencia. Telefónica gana, porque ha conseguido desprenderse de los artefactos de comunicación ajenos a su negocio que construyó Telefónica con la complacencia de Aznar. Pero, incluso sin tener en cuenta la posible depreciación del activo, las ganancias no son de la misma naturaleza. Los directivos de Telefónica han tenido que gastar tiempo y esfuerzo para desprenderse de áreas de negocio que no tenían que estar ahí; Berlusconi compra a buen precio un instrumento más para extender su inmensa red de medios de comunicación.

El gobierno italiano debe decidir ahora si el poder de mercado de Berlusconi -avasallador, con tres de las cuatro televisiones privadas italianas y la producción de los programas de más éxito de la RAI, casi su único competidor- es un peligro para la competencia. La respuesta no parece difícil.

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