Cartas al director

Vacuna contra el cáncer uterino

Al artículo del martes 1 de mayo en EL PAÍS sobre la vacuna contra el cáncer de cuello de útero le ocurre como a otros artículos sobre salud: comenta una buena noticia cuyo alcance, sin embargo, debe matizarse. Con una vacuna la novedad es siempre alentadora y delicada, especialmente cuando se plantea administrarla a varios millones de adolescentes.

El asunto no consiste sólo en universalizar a la población indicada la vacuna, hay que decidir de antemano qué beneficios es realista esperar que comporte, a qué otras acciones sanitarias desplazará económicamente y cómo se modificarán en el...

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Al artículo del martes 1 de mayo en EL PAÍS sobre la vacuna contra el cáncer de cuello de útero le ocurre como a otros artículos sobre salud: comenta una buena noticia cuyo alcance, sin embargo, debe matizarse. Con una vacuna la novedad es siempre alentadora y delicada, especialmente cuando se plantea administrarla a varios millones de adolescentes.

El asunto no consiste sólo en universalizar a la población indicada la vacuna, hay que decidir de antemano qué beneficios es realista esperar que comporte, a qué otras acciones sanitarias desplazará económicamente y cómo se modificarán en el futuro prácticas médicas razonablemente enraizadas en el cuidado de la salud de la mujer, como la común y útil citología de Papanicolau.

España tiene una de las tasas de incidencia del cáncer de cuello uterino más bajas del mundo; es probable que en las próximas décadas la vacuna apenas tenga impacto en la mortalidad por dicha enfermedad. La excelencia en la vertiente científica es en este caso espléndida, y además con liderazgo español. No obstante, como con cualquier tecnología médica, el paso de la investigación a la práctica precisa también de excelencia en la organización sanitaria. Las decisiones sobre esta vacuna no deberían tomarse por influencias políticas, comerciales o corporativas. En España el debate técnico competente sobre las implicaciones de una u otra decisión sigue su curso. Démosle tiempo.

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