Una habitación propia

ANNA LÁRINA y Nadiezha Mandelstam son las albaceas intelectuales de sus maridos asesinados en el gulag. No dejarán de amar a Bujarin y a Osip hasta el momento en que ambos desaparecen, en el año 1938, momento culminante del terror estalinista. La primera memoriza el testamento del líder bolchevique y luego redacta sus memorias en la clandestinidad; la última, copia los poemas que Osip declama, los guarda, y también escribe sus recuerdos sin que nadie lo sepa.

Aparece ahora La ciencia del adiós, una especie de novela-biografía de Nadiezha, que sirve de retrato de una genera...

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ANNA LÁRINA y Nadiezha Mandelstam son las albaceas intelectuales de sus maridos asesinados en el gulag. No dejarán de amar a Bujarin y a Osip hasta el momento en que ambos desaparecen, en el año 1938, momento culminante del terror estalinista. La primera memoriza el testamento del líder bolchevique y luego redacta sus memorias en la clandestinidad; la última, copia los poemas que Osip declama, los guarda, y también escribe sus recuerdos sin que nadie lo sepa.

Aparece ahora La ciencia del adiós, una especie de novela-biografía de Nadiezha, que sirve de retrato de una generación exterminada de poetas e intelectuales que crecieron como tales en el universo soviético. Tres rasgos destacan en el libro sobre todos los demás. El primero, el sistema de delaciones: era tal el miedo, que casi todos denunciaban a casi todos. El acoso que sufre Osip Mandelstam por parte de los intelectuales orgánicos (los "ingenieros de almas") del estalinismo se basa en la maldad, la maledicencia, el odio desmesurado. El segundo es la invisibilidad como método de sobrevivir; el más grande poeta ruso del siglo pasado es desterrado y desaparece por tener la peligrosa costumbre de decir lo que piensa. Para la autora del libro, pasar inadvertido para el poder era hacer como los perros, que se tumban no para ahorrar fuerzas sino para que la hostilidad del mundo pase volando por encima de ellos, sin prestar atención al cuerpo tendido en el suelo. Por último, la insoportable búsqueda de una habitación, ni siquiera una vivienda, para habitar, escribir y amar, ya que la pareja Mandelstam vivió en la indigencia casi toda su existencia, ayudados por las limosnas de mucha gente y por la ayuda oficial de Bujarin, hasta que éste tampoco pudo protegerlos.

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