Goteras en la M-30 y más agua en Ventisquero de la Condesa

Si hay algo que se cuela por todas partes, eso es el agua. Las goteras siempre han sido bastante complicadas de disimular. Así que, después de casi dos días lloviendo sin parar sobre Madrid, los túneles de la M-30 pasaron ayer su prueba de fuego. Y hay goteras. El agua se filtra por los resquicios de esos enormes túneles que tantos quebraderos de cabeza le han dado a la gestión del tráfico municipal en los últimos años.

Al margen de la catarata de por la mañana; al margen de esa cortina de agua en medio del túnel que une el estadio Vicente Calderón y la avenida de Portugal con San Pol d...

Si hay algo que se cuela por todas partes, eso es el agua. Las goteras siempre han sido bastante complicadas de disimular. Así que, después de casi dos días lloviendo sin parar sobre Madrid, los túneles de la M-30 pasaron ayer su prueba de fuego. Y hay goteras. El agua se filtra por los resquicios de esos enormes túneles que tantos quebraderos de cabeza le han dado a la gestión del tráfico municipal en los últimos años.

Al margen de la catarata de por la mañana; al margen de esa cortina de agua en medio del túnel que une el estadio Vicente Calderón y la avenida de Portugal con San Pol de Mar, en dirección a la A-6; al margen de todo eso, los goterones caían intermitentemente por la tarde de esos techos desnudos y cableados que recubren los túneles. En todos había un punto flaco, una gotera. Prueba de ello, aparte de esas gotas gordas sobre el parabrisas del coche, es que en algunos tramos, como en la entrada desde la carretera de Extremadura (A-5) en dirección sur, había zonas de los carriles claramente encharcadas.

"El túnel ya se inundaba cuando estuvo en obras", afirma un vecino

Probablemente, esas filtraciones habrían pasado relativamente inadvertidas, de no ser por el enorme follón (de agua y de tráfico) que se formó con la cascada de ese túnel cercano a Príncipe Pío. Todavía a las 17.30, y aunque el tráfico a esa hora ya era fluido, los bomberos sacaban agua del lugar donde empezó toda la vorágine del día de ayer. No estaban solos. También un coche de la Policía Municipal y los operarios de un equipo de mantenimiento del Ayuntamiento trataban de terminar de reparar las filtraciones. Encaramados a los techos con escaleras, desmontaban las juntas de las tuberías que quedaban sobre el suelo del carril, aún cortado a esas horas, pese a las informaciones difundidas por el Consistorio. A esa hora aún podía leerse un luminoso a la entrada del túnel de la avenida de Portugal desde la A-5: "Cortada Salida M-30 Norte. Alternativa por el paseo de Extremadura".

Los más de nueve litros por metro cuadrado que dejaron Madrid pasada por agua, descubrieron también muchas de sus nuevas rendijas. Y contribuyeron a evidenciar las malas terminaciones de los túneles que el alcalde, Alberto Ruiz-Gallardón, ha ido abriendo contrarreloj antes de las elecciones del 27 de mayo.

Los problemas ocasionados ayer por la lluvia en Madrid no se limitaron al nuevo túnel de la M-30 de Marqués de Monistrol al Nudo Sur, cerca de la salida de Sant Pol de Mar. Aunque no fue tan espectacular como la cascada de agua de aquel túnel, en el subterráneo entre Ventisquero de la Condesa y la avenida de la Ilustración la circulación tampoco fue sencilla. El carril izquierdo de ese túnel en dirección sur-norte estaba inundado. Según un conductor y vecino de la zona, el agua brotaba por una alcantarilla sobre las 8.30. "Es un túnel que siempre ha dado problemas. Ya se inundaba cuando estuvo en obras", señaló. Y agregó que, en el momento en que él pasó por el túnel, "no había ni policía, ni bomberos, ni nadie".

Ya por la tarde, un camión bomba achicaba el agua. En el resto de ejes de la ciudad, como los de Pío XII, O'Donnell, avenida de Portugal, bypass sur o Embajadores, la circulación era correcta. Tan sólo alguna gotera muy aislada humedecía el asfalto.