Análisis:QUÉ PEQUEÑO ES EL CINE

De pingüinos y anarquistas

De un pingüino que baila claqué al último preso político muerto por garrote vil hay sólo tres grados de separación. Happy feet y Salvador (Puig Antich) no tienen nada que ver, salvo que acaban de salir en DVD, pero siempre hay un camino directo a las antípodas.

- 'Happy feet' (George Miller, 2006) es una de esas "no sólo para niños" dirigida por el creador de Babe, Las brujas de Eastwick y la saga Mad Max. Valga como elogio que "el artista de nuevo conocido como Prince" no quiso ceder la calenturienta Kiss hasta que vio parte del metraje; quedó tan en...

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De un pingüino que baila claqué al último preso político muerto por garrote vil hay sólo tres grados de separación. Happy feet y Salvador (Puig Antich) no tienen nada que ver, salvo que acaban de salir en DVD, pero siempre hay un camino directo a las antípodas.

- 'Happy feet' (George Miller, 2006) es una de esas "no sólo para niños" dirigida por el creador de Babe, Las brujas de Eastwick y la saga Mad Max. Valga como elogio que "el artista de nuevo conocido como Prince" no quiso ceder la calenturienta Kiss hasta que vio parte del metraje; quedó tan encantado que fue y compuso el tema de los larguísimos títulos de crédito. Además del claqué, la película tiene mensaje ecológico. Las voces las ponen Nicole Kidman, Hugh Jackman y Elijah Wood y un fabuloso elenco de secundarios que incluye a Robin Williams cantando My way en argentino y a Miryam Margoyles poniendo acento ruso.

- 'La edad de la inocencia' (Martin Scorsese, 1993) sólo se relaja un poco con el personaje de Margoyles (la abuela obesa de las primas protagonistas), maravillosa actriz británica, lesbiana y orgullosa de ser la primera persona que dijo fuck en la BBC. El resto del filme es un retrato implacable del Nueva York victoriano. Para su pieza de época, Scorsese se fijó más en Visconti que en el dúo Merchant Ivory, por lo que la historia de amor está bien (¡ese roce del guante tan erótico festivo!), pero lo importante es la tensión panorámica, la violencia soterrada en los bailes y la ópera. Allí las miradas son tan afiladas como en los tugurios de la mafia. Resultan heladoras las de Geraldine Chaplin, que hace de la estricta madre de Winona.

- 'En la ciudad sin límites' (Antonio Hernández, 2002). La Gerarda vuelve a hacer de mala. Es la fría esposa de Fernando Fernán-Gómez, que lo borda como viejo senil y moribundo. La película se pregunta: ¿y si en vez de ignorar a los locos les creyésemos? Y responde con un thriller que late con una complicada verdad de fondo: amar es un acto de fe. Tan emocionante es todo el asunto que conmueve hasta Sbaraglia, casi siempre tan estirado.

- 'Salvador (Puig Antich)' (Manuel Huerga, 2006) quiere ser una revisión de la dictadura, pero es una historia sobre los jóvenes de entonces (un anarquista guapo, Daniel Brühl, un celador atormentado, Leonardo Sbaraglia) para los jóvenes de hoy: por ritmo, intensidad y estética. Para alegatos contra el garrote, a pelo y sin Leonard Cohen de fondo, recomendamos Queridísimos verdugos, de Basilio Martín Patino. Ésa, que también está en DVD, de propina.

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