El futuro de Europa
El 25 de marzo se cumplen 50 años de la firma del Tratado de Roma, embrión de lo que hoy conocemos como Unión Europea. Pese a la importancia de esta fecha y de las celebraciones que se están organizando en torno a ella, no podemos obviar el periodo de incertidumbre que se ha abierto en el seno de la Unión desde que franceses y holandeses rechazaran el Tratado Constitucional en 2005. Como resultado, la UE se encuentra en pleno proceso de reflexión para determinar los motivos de este fracaso y ponerle remedio. Sin embargo, en una reciente visita a la Comisión Europea, asistí a una presentación e...
El 25 de marzo se cumplen 50 años de la firma del Tratado de Roma, embrión de lo que hoy conocemos como Unión Europea. Pese a la importancia de esta fecha y de las celebraciones que se están organizando en torno a ella, no podemos obviar el periodo de incertidumbre que se ha abierto en el seno de la Unión desde que franceses y holandeses rechazaran el Tratado Constitucional en 2005. Como resultado, la UE se encuentra en pleno proceso de reflexión para determinar los motivos de este fracaso y ponerle remedio. Sin embargo, en una reciente visita a la Comisión Europea, asistí a una presentación en la que un funcionario de alto rango atribuyó el no francés y holandés a la incapacidad de estos Gobiernos para explicar a sus ciudadanos las bondades del Tratado.
Un análisis que pasa por alto motivaciones profundas como el deterioro de la Europa social y niega la capacidad de la ciudadanía para discernir lo beneficioso de lo perjudicial sólo puede calificarse de simplista y elitista. Son valoraciones como ésta las que me llevan a deducir que los jerarcas europeos no han aprendido nada en estos dos años, circunstancia que, de confirmarse, incrementará el rechazo de amplios sectores de la población a los que la Unión Europea representa y pondrá en peligro la viabilidad de un proyecto único que tanto nos ha aportado.