Dos informes periciales dan como causa del accidente del metro la velocidad

Uno de los estudios dice que el vuelco era inevitable en la curva de la Línea 1 a 80 km/h

La causa del accidente del metro de Valencia del pasado 3 de julio, en el que murieron 43 pasajeros, fue la velocidad. Así lo concluyen dos informes periciales: uno encargado por Ferrocarrils de la Generalitat y otro por el Juzgado al director de seguridad en la circulación de Adif, Andrés Cortabitarte. Sin embargo, en ambos se hacen observaciones sobre el estado de la vía, inadecuado, y los riesgos de una curva tan pronunciada como la que existe en el punto del siniestro, que hace inevitable el vuelco del convoy a una velocidad como aquella a la que circulaba el tren siniestrado.

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La causa del accidente del metro de Valencia del pasado 3 de julio, en el que murieron 43 pasajeros, fue la velocidad. Así lo concluyen dos informes periciales: uno encargado por Ferrocarrils de la Generalitat y otro por el Juzgado al director de seguridad en la circulación de Adif, Andrés Cortabitarte. Sin embargo, en ambos se hacen observaciones sobre el estado de la vía, inadecuado, y los riesgos de una curva tan pronunciada como la que existe en el punto del siniestro, que hace inevitable el vuelco del convoy a una velocidad como aquella a la que circulaba el tren siniestrado.

La vía y la curva no eran idóneas pero sí suficientes para circular a 40 km/h
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Las cajas negras del metro que volcó aquel mediodía señalaron que el conductor circulaba a 81 kilómetros por hora. El punto exacto en el que produjo el accidente, a 50 metros de la estación de Jesús desde la de Plaza de España, se sitúa en una curva que convierte el trazado casi en un ángulo recto. La línea 1 es la más antigua de la red de metro de la ciudad de Valencia. El tramo en el que se produjo el siniestro es la confluencia de dos líneas: la línea 1 y la Línea 5. Las condiciones de la vía correspondiente a la Línea 1 y la propia curva no eran "idóneas", según el informe elaborado por Cortabitarte y entregado ya al Juzgado de Instrucción número 21 de Valencia, el encargado de la investigación, que ayer publicaba El Mundo.

A pesar de reconocer esa situación, según la citada información, las condiciones eran adecuadas para la velocidad permitida en ese tramo: 40 kilómetros por hora. La velocidad estaba limitada cuando ocurrió el accidente por un indicador visual externo. No existían balizas que frenaran al tren en caso de que superase la velocidad máxima permitida. Es decir, cualquier tren podía técnicamente superar la velocidad máxima recomendada sin encontrar freno alguno. Esas balizas fueron instaladas tras el accidente.

Según consta en el informe firmado por expertos de la Universidad Politécnica de Valencia para Ferrocarrils de la Generalitat (FGV), "cuando un vehículo circula por una curva, para compensar el efecto de la fuerza centrífuga, al menos parcialmente, la vía dispone de un cierto peralte, es decir, el carril exterior de la curva se encuentra elevado respecto al carril interior". La diferencia entre uno y otro se fija en función de la velocidad máxima que pueda alcanzar. En el caso del tramo en el que se produjo el siniestro, estaba calculado respecto a los 40 kilómetros por hora que estaban permitidos, aunque el conductor tenía capacidad para alcanzar mucha más velocidad.

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El informe realizado para FGV, con esos parámetros y otras variables, señala que "ha quedado justificado que un tren que circulase a 80 kilómetros por hora volcaría, como realmente sucedió en la práctica". El informe de Cortabitarte, en el que participan otros cuatro especialistas, concluye en el mismo sentido. La vía y la curva no estaban en buen estado, no eran idóneas. Ahora, bien, señalan, que era suficiente para una circulación de 40 kilómetros por hora.

Los técnicos han realizado mediciones en el lugar exacto en el que ocurrió el accidente, las han trasladado a simuladores y han reproducido, aplicando las características técnicas de las unidades, el siniestro. De entre todos los factores, el informe para FGV señala que se produjo un pico de aceleración muy importante y que la caja de los vagones se balanceó. Indica como importante que la aceleración lateral provoca que los viajeros se desplacen lateralmente hacia el exterior del coche, "desplazando a su vez el centro de gravedad y por lo tanto agravando el efecto del vuelco". En el tren siniestrado, el centro de gravedad se desplazó diez centímetros. Al entrar en la curva, recoge el informe, la fuerza de contacto entre la rueda interior y el carril disminuye súbitamente, "el tren se inclina hacia el exterior de la curva, pierde el contacto con el carril interior y vuelca".

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