Reportaje:

Mujeres escaneadas

Comienza la fase piloto del primer estudio antropomórfico para unificar las tallas femeninas

Están siendo las primeras, pero no serán las últimas. Siete mujeres de diferente edad, talla y condición pasaron ayer por el medidor del Instituto de Biomecánica de Valencia, dentro de la fase piloto del primer estudio antropométrico de la mujer española que prepara el Instituto Nacional de Consumo. Este estudio es el primer paso para unificar las tallas de la ropa de mujer en España, y a él se han apuntado el 80% de los productores y distribuidores de moda. "Desde que se presentó el estudio estamos recibiendo cartas de otras marcas y diseñadores para adherirse al acuerdo", explica la director...

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Están siendo las primeras, pero no serán las últimas. Siete mujeres de diferente edad, talla y condición pasaron ayer por el medidor del Instituto de Biomecánica de Valencia, dentro de la fase piloto del primer estudio antropométrico de la mujer española que prepara el Instituto Nacional de Consumo. Este estudio es el primer paso para unificar las tallas de la ropa de mujer en España, y a él se han apuntado el 80% de los productores y distribuidores de moda. "Desde que se presentó el estudio estamos recibiendo cartas de otras marcas y diseñadores para adherirse al acuerdo", explica la directora general de Consumo, Ángeles Heras.

"Para la fase piloto hemos escrito a 300 mujeres de Madrid, Tarancón [Cuenca] y Quartell [Valencia], y por el momento todas las contestaciones han sido positivas". La verdadera forma de la mujer española estará lista cuando el estudio examine "al menos 8.500 mujeres de 60 localidades de todas las provincias y de entre 12 y 70 años", continúa Heras, que anuncia que la ministra de Sanidad y Consumo, Elena Salgado, enviará cartas para pedir su participación a 30.000 mujeres. Un concurso decidirá "en mayo o junio" qué empresa realiza la fase definitiva del informe.

Las mediciones se hacen ahora en una carpa blanca en la sede del instituto en Madrid. Las candidatas se quedan sólo con un top, unos shorts y un gorro, todo de algodón. Un cubículo cerrado por cortinas alberga un pedestal, donde se suben para que una fina línea de láser rojo las recorra de la cabeza a los pies. Un leve destello se nota en los ojos cuando la luz alcanza su altura. Hace frío, pero, a pesar de ello, a Encarna le parece "una gran idea". Esta madrileña de 60 años y "de talla 44, según dónde, claro", opina que "hay que unificar las tallas porque en cada sitio que compras tienes una diferente". "Si no me sirve una 42, me meto en la 44 tranquilamente, pero para una chica joven es una tragedia", comenta. Arantxa, de Illescas (Toledo), de 26 años y "de la 36 a la 38", espera que este estudio sirva para que "las tallas sean coherentes y la gente no se vuelva loca al comprar".

Los biomecánicos procesan los datos en un ordenador, que refleja en azul la imagen de la mujer escaneada. Los resultados son descorazonadores, aparece hasta la última curva por muy mal colocada que esté. Hasta la más delgada sale redonda. "Es un efecto óptico", intenta consolar un técnico. Pero eso es lo que realmente hay.

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