El futuro del aeropuerto de Barcelona

Las obras de construcción alteran la visibilidad de la torre de control en servicio

Construir la nueva terminal manteniendo la operatividad del aeropuerto no ha resultado sencillo, y más aún teniendo en cuenta que la torre de control en servicio se encuentra a pocos metros de las obras y está rodeada de grúas. Los controladores debían desplazarse a la nueva torre recién construida e inaugurada el pasado junio en el otro extremo del aeropuerto. Pero, según AENA, aún no lo han hecho porque "se está instalando el equipo técnico y realizando simulaciones de situaciones de vuelo".

A petición de los controladores, no se han instalado todas las grúas que requería la edificaci...

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Construir la nueva terminal manteniendo la operatividad del aeropuerto no ha resultado sencillo, y más aún teniendo en cuenta que la torre de control en servicio se encuentra a pocos metros de las obras y está rodeada de grúas. Los controladores debían desplazarse a la nueva torre recién construida e inaugurada el pasado junio en el otro extremo del aeropuerto. Pero, según AENA, aún no lo han hecho porque "se está instalando el equipo técnico y realizando simulaciones de situaciones de vuelo".

A petición de los controladores, no se han instalado todas las grúas que requería la edificación ni han sido alzadas más de 40 metros para no afectar la visibilidad. Los operarios tampoco pueden construir el techo de parte del edificio.

Aun así, a medida que la construcción ha crecido en altura, desde la torre se ha dejado de ver un amplio espacio lateral del edificio, donde los aviones en tierra acostumbran a realizar maniobras de marcha atrás. Por ello se ha tenido que construir un mirador auxiliar, y las grúas incorporan luces para que las aeronaves puedan apreciarlas a lo lejos de noche.

Esta situación no entraña peligro porque, según explica un controlador, "los pilotos saben que el aeropuerto está en obras, ven un cúmulo de luces y van con especial atención". Pero los obreros no pueden encender focos, por si acaso, y en la terminal no se puede trabajar cuando oscurece; así, las obras se lentifican. La actividad no podrá desarrollarse a pleno rendimiento hasta que los controladores se trasladen a la nueva torre, en mayo.

Ya en el inicio de las obras hubo inconvenientes. La constante penetración de agua hacía imposible cualquier excavación (la futura estación de tren y metro de la Terminal Sur se encontrarán a 11 metros bajo el nivel del mar), y durante un año se trabajó sólo en la construcción de siete kilómetros de pantallas de impermeabilización por todo el perímetro de la terminal, con una profundidad de 27 metros. La operación incrementó el presupuesto, pero el ingeniero el Plan Barcelona de AENA, Josep Canet, dice que así "se evitan otras actuaciones y gastos previstos".

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