Saca los patines

"¡Que me caigo!", fue ayer la exclamación más escuchada en el parque del Retiro. Centenares de personas cambiaron los patines sobre ruedas por su versión invernal y estrenaron por la mañana dos pistas de hielo en el paseo de Fernán Núñez, también conocido como Paseo de Coches o Carruajes. Un plan asequible y divertido para vivir una breve aventura prenavideña entre el mercadillo y el gran árbol metálico instalados en el parque. ¿El resultado? Risas, piruetas y, por supuesto, muchas caídas.

"No había ido nunca a una pista de hielo, pero me parece estupendo, sobre todo para los niños. Aun...

"¡Que me caigo!", fue ayer la exclamación más escuchada en el parque del Retiro. Centenares de personas cambiaron los patines sobre ruedas por su versión invernal y estrenaron por la mañana dos pistas de hielo en el paseo de Fernán Núñez, también conocido como Paseo de Coches o Carruajes. Un plan asequible y divertido para vivir una breve aventura prenavideña entre el mercadillo y el gran árbol metálico instalados en el parque. ¿El resultado? Risas, piruetas y, por supuesto, muchas caídas.

"No había ido nunca a una pista de hielo, pero me parece estupendo, sobre todo para los niños. Aunque, pensándolo bien, ahora que veo los golpes que se están dando, me alegro mucho de estar a este lado de la valla", cuenta sonriendo Ana, mientras observa y fotografía a sus hijos Marco, David y Sheila, de entre 11 y 14 años. Las dos pistas, que permanecerán abiertas todos los días de 11.00 a 21.00 hasta el próximo 8 de enero, prometen tres cuartos de hora de diversión por cinco euros, que incluyen el alquiler de los patines. "Lo único malo es tener que aparcar en esta zona", comenta Maribel, madrileña. "De todas formas, mi hija ya aprendió un poco el año pasado y se divierte muchísimo", añade.

Los usuarios se reparten en función de la talla de los patines: de 32 a 37 y de 38 a 47. Al igual que suele ocurrir en las piscinas de verano, los niños se juntan en el recinto más pequeño, de 300 metros cuadrados y con capacidad suficiente para unos 80 jóvenes patinadores. Los mayores tienen el doble de espacio para sus exhibiciones y patinan acompañados por éxitos de música pop y rock. Los hay prudentes e inseguros, los que en vez de patinar intentan caminar y los que no se alejan de la valla y pasean cerca del bordillo de la pista por miedo a caerse. Aunque no faltan los más temerarios. Como Carmen, de Badajoz, estudiante de Marketing y Relaciones Públicas. "Estaba pasando un día familiar en compañía de mi hermano y mis primos, estábamos dando un paseo y he decidido probar. Es la primera vez que patino sobre hielo, pero voy a volver, porque por lo visto se me da muy bien. Lo he pasado fenomenal", bromea, segundos antes de lanzarse al centro de la pista.

Es el tercer año que se instalan este tipo de pistas de patinaje en el parque del Retiro. Las navidades de 2005 fueron todo un éxito. Miles de personas acudieron a deslizarse a dos pasos del estanque y del Palacio de Cristal, según Raquel Martín, responsable de los recintos que instala Special Events Production, una empresa especializada en fabricación y alquiler de pistas de hielo.

Para la formación de las láminas de agua, que tienen alrededor de diez centímetros de espesor, ha utilizado el agua procedente del drenaje de la red de metro de la capital.

"Éste es el primer fin de semana de apertura. En realidad, esperamos que las pistas se llenen, sobre todo a partir de finales de la semana que viene, cuando cierren los colegios y los institutos", comenta Martín.

Una decena de monitores se alternan en las pistas a lo largo del día para cuidar de los usuarios, garantizar su seguridad y, si alguien lo pide, enseñar algunos trucos para mejorar el estilo. Llevan silbato, exactamente como los socorristas de las piscinas; sin embargo, en lugar del bañador, llevan un chubasquero rojo y guantes -complemento obligatorio para acceder a los recintos-. Para Alberto Velasco, paleontólogo de 29 años, es la segunda temporada en la que ha decidido ayudar en estas tareas. "Ayudamos a los usuarios si se caen o se encuentran en dificultad, y por supuesto les atendemos en cualquier momento durante la sesión de patinaje", comenta.

Y, como sus compañeros, debe tener vista y oído muy bien entrenados. En medio de las pistas, las falsas alarmas, los gritos y las caídas se suceden con una regularidad de segundos. Aunque, después de cada turno, de las bocas de los usuarios sale irremediablemente la misma frase: "Voy a repetir. Me he divertido muchísimo".