La policía inglesa teme que el asesino de cinco prostitutas ataque a cualquier mujer

Los habitantes de Ipswich viven con aprensión pero sin pánico la búsqueda del asesino en serie

La policía de Ipswich teme que el asesino de cinco mujeres de la calle se sienta ahora demasiado presionado y opte por atacar a cualquier mujer. A pesar del clima de aprensión y miedo desatado por la aparición del asesino en serie más rápido de la historia criminal del Reino Unido, Ipswich -la ciudad número 38 del país en tamaño, con 140.000 habitantes- vivía ayer con normalidad un día más de compras navideñas. Pero las noches se han convertido en terreno vedado para las mujeres, y el taxi es el recurso de emergencia para las que tienen que volver solas a casa.

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La policía de Ipswich teme que el asesino de cinco mujeres de la calle se sienta ahora demasiado presionado y opte por atacar a cualquier mujer. A pesar del clima de aprensión y miedo desatado por la aparición del asesino en serie más rápido de la historia criminal del Reino Unido, Ipswich -la ciudad número 38 del país en tamaño, con 140.000 habitantes- vivía ayer con normalidad un día más de compras navideñas. Pero las noches se han convertido en terreno vedado para las mujeres, y el taxi es el recurso de emergencia para las que tienen que volver solas a casa.

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Las calles comerciales de esta ciudad mediana y monótona al sureste de Inglaterra estaban ayer abarrotadas como corresponde a la época. Ipswich, la ciudad donde nunca pasaba nada, vive con aprensión pero sin pánico la aparición de un asesino en serie que parece haberse cobrado la vida de cinco prostitutas en apenas semanas, quizás días.

Ha habido asesinos peores en el Reino Unido, pero no tan rápidos. Peter Sutcliffe, el Destripador de Yorkshire, mató a 13 mujeres, pero tardó cinco años en cometer sus crímenes. El famoso Jack el Destripador mató a cinco prostitutas en el East End londinense del siglo XIX, pero tardó nueve semanas en cometer sus crímenes. En Ipswich, el asesino o asesinos han cometido sus crímenes en menos de seis semanas.

"Espero que sea alguien de fuera, pero me temo que es alguien de aquí; desde luego, conoce muy bien el terreno", afirma Keith mientras conduce camino del cuartel general de la policía de Suffolk, en la vecina Wooldbridge, al este de Ipswich. Keith nació en el oeste de Inglaterra, junto a la frontera con Gales, pero lleva en Ipswich desde los años sesenta y no se arrepiente de ello.

"No me importaría pasar los inviernos en España, pero no cambio Ipswich por ninguna ciudad inglesa. Es muy agradable, hay mucho verde, tenemos campos de golf, el mar está aquí al lado, Londres queda a una hora y Norwich y Colchester están a la vuelta de la esquina", presume. "Lo que está ocurriendo es algo absolutamente fuera de lo normal", subraya.

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Aquí casi todos se conocen. Quizás por eso la muerte de cinco mujeres en apenas unos días ha impactado tanto a la población. Porque casi todos saben de alguna de ellas o algún familiar. "Una de ellas estudió con mi hijo. La que se llama Nicholls y tiene 29 años", explica Keith. "Yo a ella no la conozco, pero sí conozco a su padre desde hace muchísimos años. Es una bellísima persona. Todo esto tiene que ser terrible para esa familia. Es muy triste", se lamenta.

Se refiere a Annette Nicholls, una de las dos mujeres que siguen desaparecidas. La policía teme que uno de los dos cadáveres encontrados el martes sea el de Annette, pero no hay confirmación oficial. Los equipos forenses siguieron trabajando ayer durante todo el día buscando pruebas y a última hora fue levantado uno de los cadáveres. El otro seguirá allí hasta mañana.

La policía sigue sin dar a conocer la causa de cuatro de las cinco muertes. Sólo se sabe que una de las mujeres fue estrangulada y se cree que ninguna tenía rasgos aparentes de abusos sexuales. Pudieron morir envenenadas o recibir una sobredosis de heroína. Llama la atención que sus cuerpos no hayan sido mutilados, lo que podría significar que su asesino ha querido pasar varios días en su compañía una vez muertas.

Las posibilidades de que vuelva a atacar parecen muy altas. Aunque la policía ignora las fechas exactas de las muertes, se cree que el asesino ha podido guardar durante días los cuerpos de las dos mujeres que aparecieron primero. El hecho de que los dos últimos cuerpos aparecieran a menos de cuatro kilómetros de donde la policía trabajaba en las pesquisas en torno al tercer cadáver, y que fueran fácilmente visibles desde la carretera, ha provocado muchas cábalas.

Destrucción de pruebas

Podría ser que el asesino se sintiera acosado y se desembarazara cuanto antes de los cadáveres. O que intente poner en ridículo a la policía. O que esté provocando su captura. Pero el hecho de que desnude a las mujeres antes de dejar el cadáver es una señal de que se preocupa por destruir posibles pruebas contra él al quedarse con la ropa y los efectos personales de las mujeres.

El mayor temor de los investigadores es que la presión policial sobre el barrio rojo de Ipswich invite al asesino a buscar a cualquier mujer vulnerable como su próxima víctima. La población femenina ha recibido una larga lista de consejos policiales: caminar de forma resuelta y alerta, planear la ruta por adelantado y evitar atajos por lugares solitarios y oscuros, decir a alguien la ruta y hora elegida, caminar de frente al tráfico y no de espaldas a él, no hablar con desconocidos, no utilizar aparatos de música que impidan oír la llegada de un extraño, llevar alarmas personales, etcétera.

La policía busca pistas entre las 2.199 llamadas recibidas en sólo cinco horas en relación con el caso. Mientras, el periódico sensacionalista News of the World ha ofrecido una recompensa de 250.000 libras (unos 375.000 euros) a quien aporte pistas que ayuden a capturar y procesar al asesino.

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