"Habrá proyecto de ley catalana de educación el año que viene"

No hay retratos en las paredes de su luminoso despacho de la quinta planta de la sede del Departamento de Educación, en la Via Augusta. Tampoco papeles desordenados en su mesa de trabajo. Al nuevo consejero, economista de 63 años, se le ve relajado. Le gusta el jazz de Keith Jarrett, igual que Leonard Cohen y Raimon. Ahora lee Microcosmos, de Claudio Magris.

Pregunta. Se estrena en el cargo con datos nada positivos: fracaso escolar, alumnos que no siguen más allá de la ESO obligatoria, violencia escolar, déficit de idiomas extranjeros. No son datos de esta semana, pero tie...

No hay retratos en las paredes de su luminoso despacho de la quinta planta de la sede del Departamento de Educación, en la Via Augusta. Tampoco papeles desordenados en su mesa de trabajo. Al nuevo consejero, economista de 63 años, se le ve relajado. Le gusta el jazz de Keith Jarrett, igual que Leonard Cohen y Raimon. Ahora lee Microcosmos, de Claudio Magris.

Pregunta. Se estrena en el cargo con datos nada positivos: fracaso escolar, alumnos que no siguen más allá de la ESO obligatoria, violencia escolar, déficit de idiomas extranjeros. No son datos de esta semana, pero tiene tarea por delante. ¿Ha pensado cuáles son los ejes para trabajar en los próximos meses?

Respuesta. Estamos en los primeros días de esta nueva etapa y para concretar las metas que nos proponenos deben pasar unos días, no demasiados. En cualquier caso, hay elementos que proceden de la tarea ya hecha en los últimos años. Por ejemplo, que el sistema educativo de Cataluña hasta los 16 años responda a los parámetros de calidad, de retorno a la sociedad. El fracaso escolar del que usted habla es uno de los objetivos. En nuestro acuerdo de la Entesa se menciona el compromiso de reducirlo.

"Extenderemos la sexta hora de clase a todos los centros que no la imparten y habrá que estudiar detenidamente los mecanismos"

"Reducir el fracaso escolar es uno de nuestros objetivos. En nuestro acuerdo de la Entesa tenemos el compromiso de rebajarlo"

P. En sus primeras declaraciones dijo que quería llegar a la excelencia educativa, ¿cómo se llega a eso?

R. A la excelencia no se llega nunca del todo. La cuestión es perseguirla e irse acercando tanto como sea posible. Pese a los problemas estructurales que usted mencionaba, tenemos un sistema educativo de una calidad, de una universalidad y de un equilibrio apreciables. Estamos mejor que otras sociedades y que otros países, por ejemplo, en educación infantil, en porcentaje de niños escolarizados y también en la definición pedagógica de lo que quiere decir escolarización infantil. Hay recorrido para mejorar, pero no tenemos ningún desastre. Tenemos datos preocupantes como el fracaso escolar y eso quiere decir que aquí hemos de poner atención y recursos.

P. Algunos expertos dicen que para llegar a la excelencia es necesaria más autonomía y competencia entre centros, ¿está de acuerdo?

R. Estoy de acuerdo en que cada centro debe tener sus rasgos de personalidad y de definición de proyecto, y la posibilidad de llevar a cabo su trabajo con el margen de libertad que todo equipo directivo necesita. Si eso supone, como consecuencia, que se produzca un cierto espíritu de emulación entre unos centros y otros, me parece magnífico, positivo. Especialmente si va acompañado de mecanismos de evaluación objetiva, externa, además de la interna.

P. Su departamento ha presentado a los institutos una propuesta que otorga estímulos económicos en función de resultados. Los sindicatos han dicho que ni hablar, que no se puede primar así porque eso sería una trampa. ¿Piensa retocar el plan?

R. Hemos de ver la aplicación y el diálogo con los centros que están recibiendo las propuestas. No hay una obligatoriedad. Los modelos de los que hablamos son los primeros y no hay inconveniente en que la práctica demuestre que hay que ajustar algún aspecto, mejorar otro o añadir una consideración. Y hacerlo de acuerdo con los propios centros.

P. Pero ¿tiene sentido que si mejoras las notas recibas más fondos?

R. Tiene sentido poner en marcha mecanismos de estímulos positivos, que haya una relación entre la dotación, los recursos y la capacidad de sacar los mejores rendimientos o retornos en términos sociales, o sea, en la aportación de un centro a la sociedad en forma de chicos y chicas bien formados.

P. Uno de los acuerdos estrella de la pasada legislatura fue el Pacto Nacional por la Educación, que usted deberá desarrollar. El sindicato mayoritario en la enseñanza, USTEC-STES, está en contra. ¿Se puede avanzar en él con el sindicato que ha tenido el 40% de los delegados sindicales en contra?

R. El pacto fue el resultado de un acuerdo entre muchos actores, enseñantes, profesionales, padres, empresarios, y también sindicatos. Pero va mucho más allá. Me parece perfectamente legítimo y respetable que alguna representación sindical haya podido utilizar una determinada respuesta a algunos de los aspectos de este pacto como un elemento de movilización.

P. ¿Cómo explica que un pacto que crea 5.000 empleos, amplía una hora las clases en la escuela pública y empieza, aunque sea tímidamente, la gratuidad voluntaria en la escuela concertada se cuestione por la organización del trabajo de los docentes en los centros?

R. Usted lo dice. Es un pacto con beneficios muy tangibles. Son reacciones legítimas, pero dentro de unos años no nos acordaremos. La propia aplicación del pacto acabará creando una lógica positiva que será vista como tal por el conjunto de los trabajadores.

P. ¿Se mantiene extender la sexta hora al 20% de los centros que aún no se han sumado?

R. Se mantiene y habrá que estudiar detenidamente los mecanismos.

P. ¿Cuándo tendrá listo un anteproyecto de ley catalana de educación? ¿Buscará acuerdos en el Parlament?

R. Espero que el año que viene. Es una ley que tiene la complejidad de trasponer bien el pacto nacional y las capacidades que nos da el Estatuto. Buscaremos el consenso, todo lo que sea necesario. Es una ley que expresa una de las políticas básicas de este Gobierno.