LITERATURA INFANTIL Y JUVENIL

Los viajes de la lengua

LA SUMA DE los enanitos de Blancanieves, los tres cerditos y el lobo, multiplicada por cuatro. Éste es el número, 44, de premios de literatura infantil y juvenil convocados anualmente, según la Guía de premios y concursos literarios de España 2006-2007 (Fuentetaja). De los 600 euros otorgados por la ciudad de Andújar a los 100.000 que acompañan al Gran Angular, la dotación económica es igualmente variada.

Dicen de las florecillas fue el título con el que Alfonso Iniesta ganó la primera edición en 1958 de El Lazarillo de Tormes, el premio con más antigüedad, hoy otor...

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LA SUMA DE los enanitos de Blancanieves, los tres cerditos y el lobo, multiplicada por cuatro. Éste es el número, 44, de premios de literatura infantil y juvenil convocados anualmente, según la Guía de premios y concursos literarios de España 2006-2007 (Fuentetaja). De los 600 euros otorgados por la ciudad de Andújar a los 100.000 que acompañan al Gran Angular, la dotación económica es igualmente variada.

Dicen de las florecillas fue el título con el que Alfonso Iniesta ganó la primera edición en 1958 de El Lazarillo de Tormes, el premio con más antigüedad, hoy otorgado por la Organización Española para el Libro Infantil y Juvenil (OEPLI) y patrocinado por el Ministerio de Cultura. Su convocatoria está abierta a libros escritos en cualquiera de las lenguas oficiales del Estado.

"Se ha saturado el mercado de premios que ni se conocen, ni se aprecian, ni se valoran. Unas novedades desplazan a otras y los libros no están el tiempo suficiente en las librerías", denuncia desde la Fundación Germán Sánchez Rupérez (FGSR) Loles González. Los galardones son una fórmula recurrente para promocionar la literatura infantil, algo que según González es insuficiente. "Hay un desinterés y realmente habría que empezar a valorar la literatura infantil y juvenil de verdad porque cuenta con autores de mucha calidad". La recién nacida Feria del Libro Infantil y Juvenil, Leer León, es una de las nuevas iniciativas orientadas en este sentido. Aunque allí también hubo premios. La feria acogió la entrega del Premio Leer es vivir de la editorial Edelvives. "Fundamentalmente tratamos de crear algo ahora que era inexistente: un espacio para la proyección de este tipo de literatura. Hemos querido organizar una cultural, no sólo comercial", subraya Alfonso Ordóñez, concejal de Cultura del Ayuntamiento de León.

Muchos de los premios son convocados por editoriales del sector como Gran Angular, El Barco de Vapor o Destino Infantil. Otros, como Ciutat d'Olot, Ciudad de Alicante o Villa de Ibi, por ayuntamientos. "Es un recurso muy socorrido para cualquier concejal de cultura", bromea José Luis Cortes desde la editorial SM. ¿Son también una buena cantera para encontrar nuevos valores? "Sí, pero es difícil encontrar grandes obras", explica desde Kalandraka Xosé Ballesteros.

Los premios parecen ayudar a la comunicación entre uno y otro lado del Atlántico, al estar abiertos en la mayoría de los casos a autores de cualquier país siempre y cuando escriban en la lengua estipulada. Además, hay premios que apuestan claramente por fomentar la difusión de autores hispanohablantes como el Iberoamericano de SM, entregado la semana pasada a la colombiana Cecilia Díaz en Guadalajara (México). Gallego, euskera y catalán cuentan también con una importante ración de galardones para aquellos que se aventuren a escribir para los niños.

Al calor de tanto premio surgen una considerable cantidad de cursos y talleres de literatura infantil y juvenil. Virtuales o presenciales, impartidos por universidades o escuelas, la oferta abarca un amplio espectro: desde la creación hasta la animación a la lectura. Los precios oscilan entre los 20 euros para un simple taller práctico online hasta los 5.800, a los que asciende un máster en edición especializada en esta área.

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