Reportaje:Fútbol | Internacional

Caos total en Argentina

Racing y San Lorenzo no pueden enfrentarse porque sus hinchas radicales les impiden desplazarse, pero la jornada no se suspende

Lo habían advertido y cumplieron su palabra: ni un episodio más de violencia. El sindicato de jugadores argentinos anunció a la Asociación de Fútbol (AFA) que ningún futbolista de Primera División iba a saltar a los terrenos de juego en los cuatro encuentros de Liga que quedaban por disputarse ayer. La razón: a esa misma hora, los jugadores del Racing de Avellaneda permanecían bloqueados en el hotel de concentración por cientos de sus propios seguidores radicales, quienes les impedían viajar hasta La Plata para disputar el encuentro previsto con San Lorenzo, cuyos jugadores se encontraban en i...

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Lo habían advertido y cumplieron su palabra: ni un episodio más de violencia. El sindicato de jugadores argentinos anunció a la Asociación de Fútbol (AFA) que ningún futbolista de Primera División iba a saltar a los terrenos de juego en los cuatro encuentros de Liga que quedaban por disputarse ayer. La razón: a esa misma hora, los jugadores del Racing de Avellaneda permanecían bloqueados en el hotel de concentración por cientos de sus propios seguidores radicales, quienes les impedían viajar hasta La Plata para disputar el encuentro previsto con San Lorenzo, cuyos jugadores se encontraban en idéntica situación. La AFA estudiaba anoche (hora española) la suspensión temporal del campeonato aunque advirtió que los equipos que no se presentaran a los partidos serían sancionados con la pérdida de puntos. Y la amenaza surgió efecto: Jorge Domínguez, dirigente del sindicato de futbolistas, dimitió ayer, cuando estos no apoyaron el plante.

El partido Racing-San Lorenzo era la prueba de fuego de las normas antiviolencia que había aprobado la Federación argentina la semana pasada. El encuentro se iba a disputar en el Estadio Único de La Plata, a puerta cerrada. Los barras bravas de ambos equipos habían protestado airadamente por la decisión, mientras desde diversos estamentos futbolísticos argentinos se multiplicaban las voces que pedían la suspensión del Torneo Apertura, al que le quedan cuatro jornadas para finalizar, a la espera de que la situación de violencia se calme.

Cuando los jugadores del Racing se disponían a bajar a la entrada de su hotel para subir al autobús fueron informados de que más de 200 radicales se encontraban en la puerta con la intención de no dejar viajar al equipo. Los jugadores contactaron por teléfono con sus colegas del San Lorenzo, quienes les explicaron que estaban en idéntica situación. A las tres de la tarde, hora local (siete de la tarde en España), cuando debía comenzar el partido, el único presente en el estadio era el árbitro. "Estoy amargado por la situación", declaró el presidente del San Lorenzo, Rafael Savino, quien explicó cómo los ultras cerraron con cadenas y candados las puertas del establecimiento donde estaban para impedir la salida a sus jugadores. En el norte de la capital, el River debía jugar contra el Gimnasia, cuyos jugadores y directiva fueron amenazados de muerte la semana pasada por sus seguidores. Los directivos de River querían disputar el partido y ordenaron a sus jugadores que bajaran al vestuario. "Esto no puede continuar. No puede ser que te amenacen, que te digan que te van a interceptar en la ruta y no van a dejarte jugar", dijo Domínguez antes de dimitir. Mientras, el máximo dirigente del fútbol argentino, Julio Grondona, trataba de quitarle hierro a los incidentes. Ayer, mientras los ultras cercaban el hotel del Racing, los jugadores se preguntaban dónde estaba la policía. Los agentes sólo aparecieron cuando un directivo del equipo les llamó.

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