Editorial:

Una OPA fatigada

La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobó ayer la OPA del grupo eléctrico alemán E.ON sobre Endesa. De esta forma, la oferta alemana, después de superar los trámites de las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), anuladas después por el Gobierno, se convierte en competidora legal de la que presentó Gas Natural por la misma Endesa.

Alguien podría suponer apresuradamente que con esta decisión del regulador financiero ambas operaciones están ya donde deberían haber estado desde el principio, es decir, en el mercado. Pero desgraciadamente no es as...

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La Comisión Nacional del Mercado de Valores (CNMV) aprobó ayer la OPA del grupo eléctrico alemán E.ON sobre Endesa. De esta forma, la oferta alemana, después de superar los trámites de las condiciones impuestas por la Comisión Nacional de la Energía (CNE), anuladas después por el Gobierno, se convierte en competidora legal de la que presentó Gas Natural por la misma Endesa.

Alguien podría suponer apresuradamente que con esta decisión del regulador financiero ambas operaciones están ya donde deberían haber estado desde el principio, es decir, en el mercado. Pero desgraciadamente no es así. Los fatigosos trámites legales deben prolongarse todavía más, primero a la espera de que Endesa decida retirar la petición de demanda de medidas cautelares contra la OPA de Gas Natural; y después hasta que se sustancien otras demandas en curso también contra Gas Natural. Aunque la oferta de E.ON esté aprobada, la Comisión de Valores la mantendrá en el congelador hasta que no se resuelvan los obstáculos judiciales.

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Pero todavía puede ser peor, es decir, más prolongado. Un juzgado de Barcelona ha abierto diligencias preliminares para esclarecer si Endesa, E.ON y Deutsche Bank utilizaron información privilegiada para favorecer la OPA de E.ON y, por tanto, menoscabar la de Gas Natural. Una hipótesis que busca su justificación en el hecho de que los directivos de Endesa atrajeron al grupo eléctrico alemán para competir con la OPA -considerada hostil- de la empresa catalana.

Si las diligencias prosperan y llegan a convertirse en una demanda en toda regla, los directivos de Endesa, primeros promotores de una campaña de obstruccionismo jurídico en contra de la OPA de Gas Natural, recibirán una dosis de su propia medicina. Desgraciadamente, los accionistas de la compañía eléctrica española seguirán siendo espectadores mudos de enmarañadas estrategias legales que, al fin y a la postre, impiden que puedan ejercer su decisión en el mercado.

Sea por el empeño de la dirección de Endesa en mantenerse en sus puestos, por la inhibición del regulador del mercado o por la torpeza política del Gobierno en la gestión de los movimientos empresariales en un grupo estratégico, la imagen que se transmite es que en España son imposibles las ofertas abiertas de compra y que en las grandes empresas nacionales mandan sus directivos; y que a los accionistas, los auténticos dueños, sólo les queda la resignación y confiar en que los ofertantes no acaben por aburrirse y retirar sus ofertas.

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