Crítica:

El aspirante a Sinatra

Robert Walden Cassotto se pasó la vida empeñado en ser como Frank Sinatra, pero se tuvo que conformar con ser simplemente Bobby Darin: neoyorquino del Bronx, tras americanizarse el nombre se ganó la vida como cantante en diversos nightclubs, obteniendo dos premios Grammy en 1959; un año después se pasó al cine e interpretó una decena de películas entre 1960 y 1973, consiguiendo una nominación al Oscar al mejor actor secundario. No llegó a Sinatra pero tampoco está nada mal para un enfermizo hombre más bien poco agraciado, de rostro acartonado y peluquín evidente, simpático aunque algo p...

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Robert Walden Cassotto se pasó la vida empeñado en ser como Frank Sinatra, pero se tuvo que conformar con ser simplemente Bobby Darin: neoyorquino del Bronx, tras americanizarse el nombre se ganó la vida como cantante en diversos nightclubs, obteniendo dos premios Grammy en 1959; un año después se pasó al cine e interpretó una decena de películas entre 1960 y 1973, consiguiendo una nominación al Oscar al mejor actor secundario. No llegó a Sinatra pero tampoco está nada mal para un enfermizo hombre más bien poco agraciado, de rostro acartonado y peluquín evidente, simpático aunque algo payaso, que llegó a ligarse a la chica mona de su primera película, Sandra Dee, para después casarse y ser razonablemente feliz hasta su muerte.

BEYOND THE SEA

Dirección: Kevin Spacey. Intérpretes: Kevin Spacey, Kate Bosworth, Bob Hoskins, John Goodman. Género: musical. EE UU, 2004. Duración: 118 minutos.

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Con estos mimbres, Kevin Spacey ha compuesto y protagonizado Beyond the sea, el retrato de un secundario que quiso ser estrella imperecedera, y que casi lo consigue más por convencimiento que por verdaderas aptitudes. Con formato de musical (incluido un puñado de bailes por las aceras de Nueva York), la película acude al reiterativo recurso del personaje infantil (el protagonista cuando era crío) que ejerce de guía/ángel de la guarda por sus diversas etapas vitales. Sin embargo, como en la reciente Modigliani, el tono se reblandece demasiado, sobre todo en la secuencia final. Eso sí, en la dirección, apoyado en la preciosa fotografía de Eduardo Serra, Spacey demuestra buen gusto y las numerosas escenas de conciertos (en las que canta el propio Spacey) están filmadas con elegancia.

Un truco de guión intenta justificar desde el inicio, con más gracia que eficacia, el hecho de que Spacey es demasiado mayor para interpretar el ascenso a la fama de Darin. Sin embargo, es en el tono de la película donde el intérprete de American Beauty arriesga más y mejor parado sale, variando aquél según el cine dominante de la época. Musical clásico en las escenas que retratan los años cincuenta, pasa por la comedia romántica rosa y bobalicona en la fase de encuentro con Sandra Dee (una especie de Doris Day rejuvenecida), para terminar con un toque de cine político al ilustrar la bajada a los infiernos de Darin, con el fango de la guerra de Vietnam al acecho.

Rodada hace un par de años, Beyond the sea apenas tuvo repercusión entre el público estadounidense, quizá porque Darin es hoy un olvidado secundario que, más que una reivindicación como artista, merece un elogio como simple ser humano. Y eso no vende un colín en los tiempos que corren.

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