Reportaje:

La cultura atrae menos

Caen las visitas a los centros guipuzcoanos pese al progresivo aumento de turistas en Euskadi

Ramón es, a sus 27 años, un consumidor nato de cultura. Dice que el 30% de lo que gana como dependiente en una tienda de discos lo invierte en ir a conciertos, teatro y exposiciones. El pasado fin de semana lo reservó para ver la muestra de arte africano que presenta el Guggenheim de Bilbao. El viernes, de camino desde Barcelona, paró en San Sebastián para "dar un paseo". ¿Siendo tan amante del arte, no le interesa Chillida-Leku? "Mucho, pero me viene lejos", responde. Cuando se percata de que está en un error, de que bastan 15 minutos para llegar a Hernani desde la capital guipuzcoana y pasea...

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Ramón es, a sus 27 años, un consumidor nato de cultura. Dice que el 30% de lo que gana como dependiente en una tienda de discos lo invierte en ir a conciertos, teatro y exposiciones. El pasado fin de semana lo reservó para ver la muestra de arte africano que presenta el Guggenheim de Bilbao. El viernes, de camino desde Barcelona, paró en San Sebastián para "dar un paseo". ¿Siendo tan amante del arte, no le interesa Chillida-Leku? "Mucho, pero me viene lejos", responde. Cuando se percata de que está en un error, de que bastan 15 minutos para llegar a Hernani desde la capital guipuzcoana y pasear entre las esculturas de Eduardo Chillida, cambia de plan.

El auge del turismo en el País Vasco es un hecho claro: en 2004 recibió a 1.838.510 personas que se elevaron hasta 1.921.235 al año siguiente. Este ejercicio superará previsiblemente los dos millones de visitantes. Y, sin embargo, sus infraestructuras culturales, sobre todo las de Guipúzcoa, no se han beneficiado de ese flujo de turistas, según constatan los datos que el Consejo Económico y Social (CES) recoge en su última memoria. Más bien al contrario: el Kutxaespacio de la Ciencia, el Museo de San Telmo y el Aquarium donostiarras, el Chillida-Leku de Hernani y el Bellas Artes de Bilbao, han visto caer el número de visitantes. Algunos especialistas apuntan a cuestiones coyunturales o a la escasez de información que existe y que genera desconocimiento, el que encarna Ramón. Otros se muestran más críticos con su propio trabajo y hablan de programaciones poco atractivas.

La última memoria del CES constata el descenso de visitantes a diversas infraestructuras culturales
"Mucha gente no pasa por las oficinas de turismo y no sabe que Chillida-Leku está cerca"

"Pienso sinceramente que la caída de visitantes, sin ser demasiado importante, se debe quizá a una sensación de inmovilismo en las actividades del Kutxaespacio", reconoce Javier Sabadell, director del Museo de la Ciencia de San Sebastián desde el pasado julio. "Creo que nos ha faltado capacidad de sorprender e impactar. Ésa es la primera reflexión que nos debemos hacer".

El Kutxaespacio, que en 2001, año de su apertura, atrajo a 205.160 visistantes, vio descender esa afluencia hasta las 146.965 personas en 2004 y a 135.158 el año pasado. Sus responsables se han puesto manos a la obra con el objetivo no sólo de frenar esa caída, sino de aumentar las visitas. Han diseñado un plan hasta 2010 que incluye contenidos más lúdicos, actividades en vivo, una exposición permanente más diversificada y colaboración con otras instituciones.

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Una de éstas será el Aquarium, que, con 301.828 visitantes el año pasado, es, por detrás del Guggenheim (965.082), el segundo gran punto de atracción cultural para el turismo en Euskadi. Con todo, por sus instalaciones del palacio del mar pasaron en 2005 exactamente 28.337 personas menos que un año antes. "Pasado el boom de 1999 [cuando se inauguró el túnel con los tiburones] siempre nos hemos movido en torno a estas cifras, unos años más y otros menos", asegura un portavoz. "Lo preocupante sería que cayéramos por debajo". El Aquarium, que abrió en 1928, tampoco permanece, en cualquier caso, de brazos cruzados. Para 2008 habrá culminado su segunda gran reforma, centrada en el viejo palacio del mar.

El informe del CES, que refleja la creciente aceptación del Artium -75.800 visitantes en 2003, 89.791 al año siguiente y 92.267 en 2005- y el crecimiento moderado de otro de los museos señeros de Álava, el Bellas Artes, ofrece las cifras, pero no las matiza. Y el caso de San Telmo necesita de una aclaración. El museo donostiarra, visitado por 56.439 personas hace dos años y por 49.413 el pasado, fue en 2004 sede de la bienal de arte contemporáneo Manifesta. "Siempre se nota cuando hay una exposición atractiva", explica su directora, Susana Soto. "Con esa salvedad, el número de visitantes se ha mantenido estable en los últimos tres años".

San Telmo se enfrenta ahora a su reforma y ampliación. Las obras se adjudicarán en marzo, según anunció el pasado viernes el alcalde donostiarra, Odón Elorza. "Lo que está pasando es que de tanto hablar de la rehabilitación, hay gente que piensa que está cerrado", apunta Soto. La exposición actual, sobre la cultura inca, permanecerá abierta al público hasta el 7 de enero. Sólo después se irán cerrando las instalaciones para su rehabilitación. Se hará por fases. La clausura total no llegará hasta 2008.

La caída de visitas también ha afectado al Bellas Artes de Bilbao (de 155.643 a 142.067) y al Chillida-Leku, de Hernani (de 91.567 a 83.603). La dirección del primero atribuye el descenso a que el éxito que tuvo la exposición del verano de 2004, De Ingres a Cézanne, no lo repitió París y los surrealistas, programada en las mismas fechas del año siguiente. El responsable del segundo, Luis Chillida, dice no tener una explicación clara: "Este turismo cultural es muy estacional y en 2005 los puentes y las Navidades no cayeron del todo bien para nosotros. Además, hay menos movimiento de visitantes locales, que ya lo conocen y no se les ocurre volver otra vez".

El museo guipuzcoano ha llegado a un acuerdo con la Diputación para poner en marcha antes de fin de año una campaña de promoción para captar visitantes, de casa y de fuera. "Hay mucha gente que no pasa por las oficinas de turismo y no sabe que Chillida-Leku está cerca, la campaña va a ir en ese sentido", explica Chillida. Le ocurrió a Ramón, sólo que él resolvió el equívoco a tiempo.

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